Para los que vimos alguna vez a Mauricio Macri saludando a la nada de una plaza desierta, la foto elegida por Clarin el sábado 4/12 como ilustración de tapa, llevaba un título atrayente: “(Victoria) Donda viajó a Suiza para hablar en un auditorio vacío”.
La pequeña bajada añadía detalles a la noticia: “Apenas diez personas siguieron la disertación de la titular del INADI, quien estuvo en Ginebra para presidir un foro de las Naciones Unidas. Tuvo dificultades al hablar en inglés y fue criticada en fuentes diplomáticas”.
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Había que adentrarse en las páginas del diario, más precisamente, llegar con algo de esfuerzo y bastante interés por la verdad a la página 18 para enterarse, leyendo una nota sin firma, que Victoria Donda estaba participando de “la decimocuarta sesión del Foro sobre cuestiones de las minorías” de la ONU.
Recién en el octavo párrafo, el diario ofrecía una explicación sobre lo despoblado del recinto: por las restricciones de la pandemia el evento se realizó de forma híbrida, tanto en la sala plenaria, como a través del zoom.
Y había que recorrer dos párrafos más, llegar al décimo de la crónica, para acceder a información básica, omitida hasta entonces, donde el autor anónimo explica que Donda viajó a Suiza formalmente invitada por un organismo multilateral “en reconocimiento al INADI y a su Plan Nacional contra la Discriminación 2022-2024”, y no de vacaciones.
Antes, sin embargo, el diario destaca la polémica desatada “en redes” (un territorio deshabitado de rigor, según acusan los propios diarios tradicionales, como Clarin) porque la funcionaria viajó a Europa en simultáneo con “la eliminación de la financiación en cuotas para comprar pasajes al exterior”, sin consignar el descargo del INADI que hizo saber que los gastos corrieron por cuenta de la ONU, que invitó a la República Argentina a presidir el Foro.
El único destacado que se observa desborda de malicia y animadversión: “Donda ya había hecho papelones cuando le ofreció un plan social a su empleada doméstica”. Por ese hecho, “el papelón” del destacado, dice la misma crónica en su párrafo 18: “En julio pasado, Donda fue sobreseída por el juez federal Sebastián Casanello (…) La funcionaria no incurrió en una falta legal”.
El sobreseimiento dictado por Casanello, corresponde decirlo, fue apelado por el fiscal Guillermo Marijuan, el mismo de las excavadoras y los perros rastreadores de dinero sucio proveniente de “la corrupción K” supuestamente escondido bajo tierra en algún lugar de la Patagonia, hipótesis espectacular que dio varias tapas y horas de tapas a Clarín y sus satélites pero ninguna evidencia importante al proceso.
No se trata de querer a Donda. Tampoco es propósito de esta columna justipreciar su desempeño como funcionaria o dirigenta política. Es la misma persona que solía hacer campaña en el pasado junto a Alfonso Prat Gay, el albacea off shore de Amalia Lacroze de Fortabat que llegó a ministro de Economía de la mano de Mauricio Macri para inaugurar un nuevo ciclo de devaluación, endeudamiento y fuga que quebró al país.
Si alguna pretensión tiene este texto es la de exponer el mecanismo utilizado por Clarin para sacrificar la reputación de una funcionaria manipulando la información, de modo que las interpretaciones posibles queden reducidas exclusivamente a las que producen indignación social; y abonan así la granja de los Milei, que debajo de su peluca divertida trae a los negacionistas de la dictadura cívico-militar que desapareció a los padres de Donda.
Que nació en un campo de concentración.
Al fin de cuentas, ¿qué dijo Donda en el Foro sobre las Minorías, convocada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para presidir el Foro?
Nadie lo sabe. También se ignora, o se sabe casi nada del por qué la invitaron. Clarin hizo el chiste, la crónica anónima que lleva por título “Papelón de Donda en Suiza: fue a hablar sobre minorías en un auditorio vacío”, y se burló machirulamente de que Donda tendría un mal inglés, cosa para la que hay que abandonar el potencial si hablamos de Mauricio Macri, Carlos Menem o Domingo Felipe Cavallo, que fueron presidentes y ministros todopoderosos maltratando a la lengua de Shakespeare sin el reproche sardónico que le dedican a la titular del INADI.
Asistimos a una operación política. Así se asesinan las reputaciones. La discusión por el viaje, aún entre los votantes del FdT, es un subproducto tóxico buscado por Hector Magnetto y sus troperos sabedores de los ardides del cobarde, puro talento de edición al servicio de una bajeza.
La pregunta es por qué Donda es el blanco. Portadora de un cargo poco apetecido por los carnívoros de la política local. No maneja un ministerio, ni siquiera un presupuesto relevante y desde el episodio con su empleada hogareña bajó el perfil alto que solía tener.
Tal vez la explicación haya que buscarla en lo que representa. Es la cara de un organismo que lucha contra las discriminaciones (es otra discusión si lo hace bien o mal) en un país atravesado por discriminaciones racistas, clasistas y de género que, tarde o temprano, se convierten en crímenes que la sociedad llora tardíamente, muchas veces sin identificar el problema.
Los discursos de odio y las violencias simbólicas en la Argentina son naturalmente tratados como insumos para llenar aire o papel en la prensa mercantilizada que promueven los grupos monopólicos de la comunicación.
Quizá no sea contra Donda, entonces, sino contra el INADI, sus objetivos y sus funciones.
Desde Ginebra, como presidenta del 14 Foro sobre “Cuestiones de las minorías” que sesionó bajo el lema “La multiculturalidad, la solidaridad y la voz de las víctimas son claves para prevenir las violencias”, ante una audiencia presencial y virtual de 47 países (Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Eritrea, Gabón, Libia, Malawi, Mauritania, Namibia, Senegal, Somalia, Sudán y Togo, Bahamas, Bolivia, Brasil, Cuba, México, Uruguay y Venezuela, Bahrein, Bangladesh, China, Fiji, India, Indonesia, Japón, Islas Marshall, Nepal, Pakistán, Filipinas, República de Corea y Uzbekistán, Austria, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Armenia, Bulgaria, República Checa, Polonia, Federación de Rusia, Ucrania) convocados por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Naciones Unidas, en representación de la Argentina, Victoria Donda dijo lo siguiente:
“La voz fundamental es la de las víctimas. Si los Estados miembros no escuchamos a las víctimas de estas situaciones, va a haber una parte del problema que no vamos a poder resolver nunca. Parte de prevenir los conflictos tiene que ver con incluir a las víctimas en la forma de ir construyendo los poderes al interior de nuestros pueblos. Argentina, en la década del 70, vivió una dictadura que nos dejó desaparecidos y muchos niños y niñas apropiadas. Yo fui una de esas niñas que nació en un campo de concentración. Fui víctima de una situación de discriminación cometida por el Estado argentino. Y hoy soy miembro del Estado argentino porque creo que solo involucrándonos en las políticas públicas podemos prevenir este tipo de genocidio como el que vivimos en nuestro país. Para que la paz sea duradera, es fundamental diseñar políticas desde el Estado para prevenir los conflictos y las distintas formas de violencia; violencia que se manifiesta en discriminación, en segregación, en racismo, de distintas formas. No podemos pensar que sin solidaridad, sin diálogo, sin interculturalidad vamos a prevenir ningún conflicto y transformar para bien la vida de nuestros pueblos”.
Victoria Donda fue la primera mujer argentina en presidir dicho Foro.
También, la primera hija de desaparecidos en sentarse frente a representantes de 47 países para contar su historia.
Que empieza donde nació: un campo clandestino de concentración y exterminio que quedaba a diez cuadras de la cancha de River, sin que Clarin dijera nada en sus páginas.
¿Además de su identidad, como ocurrió en el pasado trágico, ahora quieren robarle a Donda su reputación?
En una primera clase sobre “lawfare”, este episodio no puede faltar como ejemplo del papel que le cabe a su pata mediática: persuadir a la opinión pública de la culpabilidad de alguien antes de denunciarlo penalmente por un delito inexistente.
Y ya se sabe, lo dijo un viejo General, persuadir es conducir.