Xi Jinping va por su tercer mandato y un mayor control sobre el PCCh

Este domingo, el mandatario chino se juega su reelección, algo que se da por descontado. El resultado de este encuentro, clave en la vida política e institucional de la potencia asiática, definirá el rumbo que tomará el país en los próximos años. 

15 de octubre, 2022 | 00.05

El Partido Comunista Chino (PCCh) convocó para el próximo 16 de octubre al XX Congreso Partidario, destinado a elegir a las nuevas autoridades luego de 72 años en el poder. El nuevo Congreso, en el que participarán 2.300 delegados, en representación de más de 90 millones de afiliados y que se celebra cada cinco años, renovará en el cargo de Secretario General a Xi Jinping por tercera vez consecutiva, luego de la modificación de la constitución que eliminó la restricción de 2 mandatos.

En su último Congreso, en 2017, el PCCh incluyó en sus estatutos el “pensamiento” de Xi Jinping sobre “el socialismo con particularidades chinas” o la llamada “economía de mercado socialista”. Dicho rango colocó a Xi, secretario general del partido desde 2012, en el podio de los fundadores del modelo de gobierno, junto a Mao Tse Tung (1893-1976) y Deng Xiaoping (1904-1997), otorgándole un poder del que no gozaron sus antecesores Hu Jintao y Jiang Zemin.

Desde su llegada al poder, más de 1.5 millones de funcionarios del gobierno fueron desplazados de sus cargos por motivos de corrupción; casi sin oposición interna, Xi posee un control total en las diferentes áreas del gobierno. Se especula que durante este congreso profundizará su influencia sobre el Partido y sus órganos de representación.

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Pese a ello, a nivel local, el Congreso llega en un contexto de fuerte desaceleración económica, con un aumento del desempleo -de casi 20%- entre los jóvenes de 16 a 24 años, causado principalmente por la política de “cero covid”, que supone confinamientos estrictos y cierre total de la actividad económica en las regiones donde se produzcan brotes de covid-19.

Esta política de “Cero Covid”, aunque exitosa en términos sanitarios, le ha valido críticas a Xi y a su modelo sociopolítico, generando protestas en los últimos meses. Este jueves, se difundieron por internet imágenes de dos pancartas colgadas en el puente Sitong de Beijing que decían: “Di no a la prueba del Covid, sí a la comida. No al encierro, sí a la libertad. No a la mentira, sí a la dignidad. No a la revolución cultural, sí a la reforma. No al gran líder, sí al voto. No seas un esclavo, sé un ciudadano”, y “Hacer huelga, sacar al dictador y traidor nacional Xi Jinping”. Los carteles fueron rápidamente retirados.

En el ámbito internacional, la disputa con los EEUU se recalienta: el comercio y la tecnología, el tratamiento de la minorías uigures en Xinjiang, la represión en Hong Kong y, más reciente, las tensiones históricas en torno a Taiwán, intensificadas luego de la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi a la isla.

En el plano económico y tecnológico, de esta “competencia por el Siglo XXI” -según las palabras de Joe Biden-, esta semana se conocieron medidas por parte de Estados Unidos, que en palabras de Bloomberg intensificaron “la guerra fría tecnológica”. Entre las medidas de la Casa Blanca destaca la prohibición de que las empresas estadounidenses suministren determinados chips avanzados a empresas chinas a menos que obtengan el permiso de Washington, además del bloqueo de la venta de maquinaria clave para fabricar chips. Empresas como la europea AML, principal productora de equipos de fabricación de chips, y la taiwanesa TSMC, principal productora de chips, anunciaron que acatarán las normas estadounidenses. Este movimiento, además de tener implicancias militares, llevó a que las empresas fabricantes de chips chinas perdieran U$S7.700 millones en sus valores bursátiles el lunes pasado.

¿Qué se elige, quiénes siguen y cuáles pueden ser los cambios?

En lo que respecta exclusivamente al PC Chino, este cuenta en su estructura de poder con un Congreso Nacional, un Comité Central (elegido por el Congreso Nacional), un Buró Político, y un Comité Permanente del Buró político, la verdadera mesa chica del poder político chino, compuesto por 7 miembros, todos integrantes del Politburó.

La continuidad de Xi Jinping en el cargo de Secretario General está resuelta. Resta saber quién ocupará el puesto de Primer ministro, y quiénes serán los otros cinco miembros del Comité Permanente, el máximo órgano partidario, que acompañarán a Xi y al nuevo premier durante los próximos cinco años.

Li Keqiang secundó a Xi durante sus dos mandatos, pero ya anunció su retiro. La relación con el actual Primer Ministro viene desgastada principalmente por el rumbo de la política económica. Li Zhanshu, miembro del Politburó desde 2018 y considerado del grupo más cercano de Xi, y Han Zheng, ex alcalde de Shanghai y ferviente defensor de las zonas de libre comercio, también pasarían a retiro. En ese sentido, sus posibles reemplazantes desde el Politburó son Ding Xuexiang, el actual director de la Oficina General del PCCh, Wang Yang, presidente de la Conferencia Consultiva Política, Hu Chunhua, actual viceprimer ministro, Li Xi, secretario del PCCh en la importante provincia de Guangdong, y Chen Min’er, con el mismo cargo en el municipio de Chongqing, todos del círculo de Xi, aunque Hu Chunhua en su momento estuvo más asociado al ex presidente Hu Jintao (2003-2013) en el pasado.

El proyecto estratégico chino, en el marco de la disputa global

China es la segunda economía del mundo. Durante más de una década sostuvo una tasa de crecimiento anual de dos dígitos que trajo, entre otras consecuencias, un complejo proceso distributivo y un marcado deterioro ambiental. En la actualidad, sin embargo, se encuentra con previsiones de crecimiento menores al 5%, y en medio de una guerra en diferentes frentes internos y externos.

Es en el marco de la nueva fase digital que atraviesa la economía, donde se agudizan las luchas por la gobernanza global, enmarcada en el llamado G2, la ya conocida tensión económica, financiera, tecnológica y estratégica entre Estados Unidos y China. Una disputa que va delineando una nueva geopolítica mundial, con el desplazamiento del centro de gravedad al eje Asia-Pacífico, y a la que la geopolítica de la actual administración de la Casa Blanca comenzó a denominar como el Indopacífico.

Este contexto a nivel internacional, que obliga a China a imponer su proyecto estratégico por sobre el de EEUU, marcará los próximos 5 años del Gobierno de Xi. En esa sintonía se inscribe el plan de desarrollo 2035 del gobierno del gigante asiático, que propone impulsar la inversión en sectores tecnológicos cruciales, entre ellos vehículos inteligentes y de nueva energía, robots, macrodatos, cadena de bloques, investigación biológica y cultivo molecular.

Este proyecto estratégico, ya en marcha y con pretensiones y condiciones para imponer su dominio, consiste en desarrollar una nueva ruta, la del proyecto financiarizado-digital Huawei, con asiento en China, pero con capitales globales y con gran influencia del Partido Comunista Chino. “La nueva ruta de la seda” o “Ruta de la Seda digital”, como la denominó Xi Jinping, es “una propuesta global de integración en materia de infraestructura, economía y finanzas”.

La manera en que se desarrolle el Congreso del PCCh, que tiene fecha de inicio pero no de finalización, nos irá entregando datos sobre el rumbo que tomará la política interna China. Lo que queda claro es que XI tiene carta blanca del buró para continuar profundizando el modelo que ha aplicado durante sus dos mandatos, aunque las condiciones externas, post pandemia y en un mundo en crisis, serán más adversas.

Surgen, entonces, algunos interrogantes, ¿qué dimensión de ese “socialismo con características chinas” prevalecerá en el segundo país con más habitantes del mundo?¿Habrá margen para crecimiento con distribución?¿Logrará esta potencia emergente, que le quita el sueño a EEUU, quedarse con el dominio del siglo XXI? ¿A qué costo? Sólo la realidad resolverá estos interrogantes.