"En tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otrxs"
Enriqiue Pichon Riviére
La semana pasada, el martes 24, se realizó en Buenos Aires la VII Cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe. La CELAC fue creada en Caracas en 2011, con el objetivo de lograr la colaboración y defensa entre los países miembros frente a todo tipo de injerencia, colonización extranjera o golpe de Estado, resultando una de las iniciativas más importantes de los pueblos y gobiernos de la región.
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Una de las novedades de este encuentro regional fue el lanzamiento, el lunes 23, de la CELAC Social, en la que participan diversas organizaciones sociales, sindicales, políticas, de derechos humanos y de pueblos originarios. Este espacio de la sociedad civil organizada nació con la convicción de dar un marco institucional a la integración regional de los pueblos y avanzar hacia la conformación de espacios de diálogo entre los equipos de las organizaciones sociales, para enfrentar en forma conjunta problemas comunes y administrar cooperativamente los recursos y bienes de la región, aspirando a que se convierta en un potente organismo regional latinoamericano y caribeño.
En las jornadas del lunes y el martes, representantes y dirigentes sociales de los distintos países expresaron con insistencia gran preocupación por las constantes desestabilizaciones que sufren sus democracias, a causa de las operaciones que realizan las derechas locales con ayuda del exterior. En toda la región el mismo modus operandis: prácticas mafiosas realizadas a través del lawfare con la complicidad de los medios de comunicación corporativos.
Todo deja entrever que la democracia en América Latina y el Caribe está amenazada por nuevas formas de desestabilización y quiebres institucionales, a partir de la acción de agentes locales y extranjeros que pretenden instalar “democracias” anti populares en la región, operaciones que conforman un nuevo Plan Cóndor.
El Plan Cóndor II para América Latina que comenzó a implementarse desde los comienzos de este siglo, consistió en una avanzada de golpes de Estado institucionales. El lawfare y los procesos de colonización de la subjetividad a través de los medios de comunicación corporativos son sus estrategias más eficaces. Ese exitoso plan regional dejó como saldo el debilitamiento de las democracias y el acceso de la derecha a los gobiernos en varios países: Macri en la Argentina, Bolsonaro en Brasil, Lenín Moreno en Ecuador.
Otro factor se agrega a esta situación agravándola: la crisis estructural del neoliberalismo y la disputa entre EEUU y China por la hegemonía mundial trajo, como una de sus consecuencias, un creciente injerencismo yankee en los asuntos internos de nuestros países. De ahí que es fundamental en este momento histórico, afianzar una potente CELAC que funcione como un polo regional capaz de poner freno a tanta pretensión colonial.
La derecha antidemocrática argentina, amiga del bloqueo en contra de Cuba y enemiga de Venezuela y Nicaragua, con el fin de perturbar la cita regional no perdió la oportunidad de operar en contra del proyecto de unidad continental. Juntos por el Cambio se encargó de criticar al gobierno nacional por la posible llegada de los “dictadores” Canel, Maduro y Ortega. Patricia Bullrich hizo una presentación en la DEA para que ni bien llegara al país el mandatario venezolano Nicolás Maduro sea arrestado en Ezeiza.
Llama poderosamente la atención la impunidad que tiene la derecha local para amenazar, de modo fascista y sin ningún velo democrático, con la cárcel o la muerte a los “dictadores” en nombre de la democracia. El presidente Nicolás Maduro denunció esta avanzada de la derecha neofascista, y decidió razonablemente que a raíz de las amenazas proferidas no asistiría a la cumbre de la CELAC; Venezuela estuvo representada por su canciller.
La derecha continental fascista y antidemocrática ha entendido muy bien que en las construcciones populistas la intensa relación afectiva que establecen los miembros con el líder o lideresa, donde prima el amor y la confianza, es de fundamental importancia, lo que entre otros aspectos plantea lo complejo y dificultoso que resulta la sustitución del líder en caso de su desaparición.
De ahí que con el objetivo de debilitar las construcciones populares la derecha actual tiene como objetivo la desaparición, muerte o encarcelamiento de los líderes populares: Cristina, Milagro Sala, Lula, Marielle Franco, Franca Márquez, Evo Morales, García Linera, Maduro, son sólo algunos ejemplos que hacen pensar que el Estado de Derecho está en la cornisa.
Álvaro García Linera el 19 de enero, por el canal de You Tube Patria Grande, dio una amplia entrevista. Allí afirmó que ningún país de la región está en condiciones de salvarse individualmente, resultando necesario que América Latina conforme una geo región, porque sólo una acción concertada entre nuestros países podrá evitar la brutal recolonización de Latinoamérica y el Caribe, agitados por una derecha violenta asesorada y financiada desde Washington.
En ese sentido, el fortalecimiento de la CELAC es una estrategia regional fundamental, una acción crucial imprescindible para protegernos y enfrentar el avance del fascismo en la escena internacional.
La CELAC es también la posibilidad de crear un horizonte de justicia e igualdad, así como una nueva narrativa con posiciones audaces, capaces de recuperar el optimismo. Quien logre monopolizar el optimismo y la esperanza de la sociedad, afirmó Linera, habrá de conducir el nuevo ciclo