Los BRICS, una oportunidad perdida para Argentina

Existen una serie de perjuicios directos y evidentes respecto de la decisión de no ingresar a los BRICS. Por otro lado, se pueden advertir oportunidades desperdiciadas por el reciente gobierno.

25 de marzo, 2024 | 21.12

Los BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se definen como una asociación de países en desarrollo y mercados emergentes, basada en la amistad, solidaridad e intereses compartidos. Este grupo representa el 42% de la población mundial, el 30% del territorio global, el 23% del PIB mundial y el 18% del comercio internacional. Su crecimiento económico constituye el 50% del crecimiento global, convirtiéndolos en una fuerza significativa de la economía mundial.

Desde su surgimiento en 2009, los BRICS se han establecido como un foro para expresar posiciones conjuntas sobre asuntos globales, impulsando reformas al sistema internacional y creando su propio banco de desarrollo. En el contexto actual, donde la tendencia hacia el multipolarismo ofrece oportunidades significativas para las "potencias intermedias", la reciente invitación a Argentina para unirse a los BRICS representaba una puerta abierta hacia nuevas alianzas, destinos comerciales expandidos y la diversificación de productos exportables.

Sin embargo, la decisión del gobierno argentino actual de rechazar esta invitación plantea interrogantes sobre la orientación de la política exterior. Se desvanecen oportunidades cruciales, como acceder a financiamiento para infraestructura, establecer nuevos destinos comerciales y fortalecer relaciones regionales, especialmente con Brasil.

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Para Argentina, ingresar a los BRICS, significaba la posibilidad de expandir sus vínculos comerciales, aumentar las cantidades exportadas y diversificar los productos vendidos al exterior. A su vez, el ingreso de divisas, en un contexto de restricción externa por la escasez de reservas del Banco Central y la asfixiante deuda con el Fondo Monetario Internacional, podría traer alivio a la economía. La necesidad de una nueva arquitectura financiera global que promueva, entre otras cosas, procesos de reestructuración de deudas soberanas también se perfilaba como otra propuesta beneficiosa para nuestro país.

Por otra parte, pertenecer a los BRICS permitía fortalecer el diálogo con Brasil y, a partir de allí, el MERCOSUR y, en definitiva, reconstituir un eje de integración regional autónomo. Pero el gobierno se empeña, también, en distanciarse de nuestro principal socio comercial. Al parecer, no considera que los países del BRICS representan para Argentina el 30% de sus exportaciones, y son determinantes para lograr mayor intercambio comercial y poder económico regional.

Además, debe considerarse la situación por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes. En ese sentido, algunos de los países BRICS son miembros del Comité de Descolonización de la ONU, como China, India y Rusia, aliados fuertes en este ámbito. Todos reconocen la soberanía argentina sobre Malvinas y/o exigen el llamado al diálogo para retomar las negociaciones. Algunos de ellos, incluso tienen pasado colonial con el mismo país opresor, ya que el Reino Unido colonizó parte del territorio de China, India y Sudáfrica. Se trata de países que apoyan la posición argentina en la Cuestión Malvinas, que son muy importantes en el sistema internacional y que abiertamente lucharon y luchan contra el colonialismo.

En resumen, la decisión de rechazar la invitación a unirse a los BRICS se traduce en una oportunidad histórica perdida. En un momento en que las potencias emergentes lideran cambios en la política internacional, la ausencia de Argentina en este grupo refleja un alineamiento con intereses convencionales, en lugar de promover el multilateralismo y trabajar para tener un papel protagónico en la transformación del orden global. Esta elección podría tener repercusiones significativas para la posición futura de Argentina en el escenario internacional.