“LA GUERRA ES LA PAZ,
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD,
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”
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(George Orwell, “1984”)
Desde Afuera…
Son las 7 de la mañana. Una larga cola de personas soportan estoicamente la persistente llovizna. La galería abierta, digamos mejor algo que se parece a un cobertizo, sólo cubre a 3 de los casi 50 que llegaron a esta hora. Hoy día de visitas de un crudo invierno. La exposición a este frio y a esta garúa es sólo lo mas visible del desamparo en que se mueven los familiares allí reunidos.
Vienen de los mas diferentes lugares del país. Y apenas han iniciado un trámite que puede llevarles entre 2 y 4 horas, trámite que repetirán cada vez que regresen al Centro Penitenciario de Ezeiza
La mayoría acarrea pesados bolsos que contienen bebidas permitidas y alimentos, ropa y otras vituallas porque saben que ellos son el único sostén verdadero de los internos. Y que les permite saltearse la escasa y nauseabunda comida del Servicio Penitenciario. Y en muchos casos lavar y plancharse la ropa.
Cualquiera se pregunta cómo puede ser que alguien al que el Poder Judicial ha privado de su libertad con justicia o sin ella y que por lo mismo no puede procurarse el sustento sea atendido de modo tan precario, tan inhumano.
El sistema institucional abusa del familiar y de los amigos que concurren al socorro del condenado y en muchísimos casos del que no obstante la presunción de inocencia soporta una prisión preventiva en una cárcel de máxima seguridad.
Parte de ese abuso son las instalaciones precarias, los baños mugrientos y la prepotencia hacia hombres, mujeres y niños durante el trámite de visita, pero no sólo eso.
La primera cola, necesaria para llegar a una estrecha ventanilla donde habrá que identificarse, queda apenas a unos metros del primer alambrado que tuvieron que cruzar. El primero, pues habrá un segundo y un tercer cerco de alambres y púas.
Después vendrá la requisa de los enseres y alimentos, y la arbitrariedad de los controladores que caprichosamente sentenciarán si ese alimento pasa o no pasa y eventual secuestro del bien en cuestión.
Y luego el escáner aplicado a vituallas y personas, y otra cola para ser trasladados en un colectivo inverosímil por su antigüedad y precariedad.
Lo que ignorábamos quienes íbamos regularmente a visitar a los presos políticos de Ezeiza, es que nos esperaba como corresponde a esa tenebrosa época que pasamos, un alambrado mas sutil e invisible, el alambrado electrónico de escuchas ilegales que habían tendido los Super Mario Bross que dirigía el “lilito” Allan Ruiz.
De esos controles irregulares, de ese espionaje ilegal serían principales responsables los titulares de la AFI bajo directa dependencia del ex presidente Macri.
Pasión por espiar. No deberíamos olvidar que Macri asumió la presidencia de la República procesado por ese delito, cuyas víctimas habían sido opositores pero también familiares muy cercanos. Y que fue sobreseído a pocos días de instalado en la Casa Rosada, por uno de los jueces que acompañaron desvergonzadamente al gobierno oligárquico recién llegado.
Dicen los psicólogos que la enfermedad pasional del fisgón es la consecuencia de un arraigado sentimiento de inseguridad y baja estima, que deriva en agresiones y persecuciones a sus adversarios.
Según la información periodística, la vertiente más importante de la investigación del juzgado federal de Lomas de Zamora está en los rastros del espionaje en la cárcel de Ezeiza, particularmente en el Módulo 6, en los pabellones C y D, donde estuvieron y aún están alojados ex funcionarios del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y empresarios torturados por los cambiemitas.
Villena, el juez a cargo del caso que se derivó de una investigación sobre narcotráfico, tiene pruebas de que los objetivos del espionaje eran dos. Por un lado, presionar a los empresarios detenidos con información falsa u obtenida ilegalmente para obligarlos a vender o ceder sus empresas. El narcotraficante investigado trabajaba para la UIF.
Y, por el otro lado, coaccionar a los ex funcionarios para que se "arrepientan" e involucren a Cristina en distintos delitos. No es casual que utilizaran a periodistas afines para anunciar, casi en forma permanente, que tal o cual detenido estaba a punto de "arrepentirse".
El espionaje en Ezeiza fue funcional a la llave maestra de la persecución política de los pasados 4 años que fue la combinación de la prisión preventiva con la presión para conseguir “arrepentidos”, es decir comprar mentiras pagando con libertades.
Pero no se trataba ni se trata de odios personales, aunque la inquina y el odio sean desbordantes. La persecución a los funcionarios kirchneristas como a los empresarios que no se arrodillaron ante la canalla neoliberal tiene profundas razones políticas y sociales.
En la ex Presidenta como en sus principales funcionarios quisieron castigar la osadía de un gobierno plebeyo y popular que miraba, al poder económico y financiero concentrado y a sus lacayos judiciales y mediáticos, con la frente alta. Y que por sobre todo actuaba en defensa de los trabajadores, de las mujeres y en general de los débiles promoviendo la justicia social y el reconocimiento de derechos.
Buscaban el escarmiento. Y su objetivo estratégico, que nadie se anime otra vez a desconocer al poder real de la Argentina.
Pero como sabemos, fracasaron.
Por eso los que íbamos “desde afuera” siempre encontramos a un grupo de compañeros orgullosos de lo que habían hecho. No se trataba de conspirar como descalifican los vejadores, sino de seguir adelante con nuestra lucha.
Y quienes íbamos a alentarlos volvíamos reconfortados. Ellos nos animaban a no aflojar para poder volver.
Desde el corazón…
El día de visita había que levantarnos bien temprano y empezar a correr. Teníamos que llegar lo antes posible para aprovechar lo más que pudiéramos el tiempo adentro. Había que preparar todo lo que les bebés pueden necesitar para una visita así… ropa calientita y comida para la espera fuera del penal, pañales y más comida para la visita y mucha fuerza, paciencia y amor para el regreso al final del día… Todo había que llevarlo doble, no sólo porque tengo dos hijes, sino porque sabíamos que por lo menos la mitad de lo que llevábamos no nos lo dejarían pasar y lo que pasaba era “revisado” con guantes que entraban y salían igual de la basura, del agua sucia, la comida y los cuerpos de nuestros hijes, así sin distinción…
Nos preparábamos lo mejor que podíamos sabiendo que igual siempre algo podía fallar (y siempre fallaba) lo que antes habitualmente “pasaba la revisión o era permitido”, ese día no pasaba y dejaba de ser permitido para serlo de nuevo al día siguiente (polenta, carne, chupetes, entre otros) y así había que sobrellevar las 8, 9 horas que pasábamos en Ezeiza, de las cuales sólo 2 eran de visita con el papá. El resto eran el viaje, las filas, la revisión, el scanner, la otra revisión, la espera del transporte, la visita, las filas para salir y el regreso con medio corazón dejado atrás…
También traté siempre de anticiparles a nuestros niñes lo que nos esperaba, porque no, nunca nos acostumbramos… había que explicarles a les niñes porque teníamos que esperar tres o cuatro horas formados para entrar a ver a papá, porque una vez adentro tendríamos que esperar otra vez para que revisaran una y otra y otra vez nuestras cosas, por qué iban a tocarlos y revisar su pañal, sus zapatos, porque pasarían su ropa por máquinas y porque los separaban de mamá para revisarla a ella sola, por qué a veces había tanta gente enojada o triste, y también por qué había gente que sin conocernos nos quería.
Todo era siempre distinto, la fila podía ser de dos horas pero a veces de cuatro, yo tarde me di cuenta que había una fila sólo para niñes, aunque casi siempre esa fila era más larga que la común, muchos niñes pasan su infancia ahí, entre esperas, bichos, incertidumbre, mugre, invasión a su personita, mal trato y también entre amiguites que comparten con una sonrisa un momento y lugar horrible y hostil donde les ha tocado crecer. Donde el humor de quienes se encargaban del “día de visita” podía ser amable y respetuoso a veces o cruel e inhumane muchas otras.
Así las mañanas antes de llegar a verlo, a veces ya habían dormido y comido… a veces pasaba de todo antes de “llegar”, como si hubieran pasado días, pero cuando llegábamos al lugar donde por fin su papá podría abrazarlos y todo habría valido la pena… el lugar era otra prueba a superar, húmedo o inundado, muy frío o muy caliente depende de la época del año, con mucha mucha gente tratando de encontrar un espacio para estar, solo estar un ratito con quien había ido de visita… mucho humo de cigarrillo, muchas lágrimas en alguna mesa o muchos abrazos en otra, a veces sin lugar para sentarnos mucho menos para “jugar”… pero igual y a pesar de todo y de todes, siempre era –es– mejor todo cuando estábamos –estamos– juntos. Lo que no imaginé es que es que tampoco era un lugar para hablar.
Al final la despedida sin despedida, sin decir jamás adiós porque siempre supimos que solo estábamos momentáneamente en lugares distintos, pero unidos más que nunca. Cuando les niñes crecieron y dejaron de ser bebés en brazos fue más difícil cuando ellos no querían separase de su papá, le pedían venirse a casa con ellos al final de esos días de visita interminables… se me acababan las palabras pero nos quedaban los abrazos. Las despedidas con besos sin fin a la distancia, risas y la certeza de regresar muy pronto. Por encima de todo.
Aunque quizá no necesite más palabras, si al parecer todo podrán leerlo o escucharlo en algún medio o diario… la intimidad de mi familia está grabada por algún micrófono sembrado ahí, en el espacio en el que crecieron mis hijes su primera infancia, espiaron nuestras vidas con el único fin de hacernos más daño. No respetaron ni siquiera a nuestres hijes inocentes. Lo único que puedo decir hoy, es no nos hacen daño, nos hacen más fuertes.
Desde adentro…
Un día mas en la cárcel… levantarse, gimnasia, desayunar, bañarse… ¿un día más? NUNCA QUE HAY VISITA ES UN DIA MAS. La visita es un acto de amor único. Familia, compañerxs, amigxs. El encerrado sabe perfectamente el esfuerzo que es llegar al penal, sabe (intuye por su propia experiencia) a las arbitrariedades que queda sometidx quien toma fuerzas y se atreve a esa experiencia. Por eso te preparas para ser un “anfitrión” decoroso. Calentar agua para los termos, preparar alguna comida, ayudar a los compañeros con lo suyo (y ser ayudado con aquellas cosas que mas te cuestan, por ejemplo yo recibía con un arroz que jamás me hubiera podido salir tan rico). Los días que Mónica traía a Simón y León poner algunos juguetitos en la bolsa junto con la comida.
¡Todo listo! con la ropa mas “elegante” y limpia, amontonados contra la reja, esperando que el cobani (así se designa a lxs agentxs en la jerga del Servicio Penitenciario Federal) venga a buscarte al pabellón, conversación irrelevante con los compañeros porque la cabeza está en otro lado. ¿Habrán podido llegar? ¿Cómo estarán? ¿El ingreso habrá sido muy horrible? Todos ansiosos, pegados a la reja.
De repente se escuchan los pasos y… ¡Fulano, visita! El resto palmeamos a Fulano en la espalda. Enorme sonrisa de satisfacción. ¿Querés que te ayude con algo? Se cierra la reja y a seguir esperando. Absurdo, todos parados contra la reja. Un rito que se repite en cada visita. La comida (tu homenaje a lxs visitxs) se va enfriando en el bolso, uff! Finalmente, tu momento ¡Boudou, visita! ¿Alguien está muy cargado, te llevo algo?
El camino a lugar de visitas, las miradas de lxs agentes… algunas (muy pocas) hostiles. Todas tensas.
Ya en el lugar, abrazos (fuertes, interminables), besos, risas, lágrimas, mas abrazos. Saludar a las visitas de los compañeros. Poner la mesa. Compartir la comida. Apurar la charla. Agradecer con la mirada, caricias y abrazos durante cada segundo de las dos horas de visita. Hablar mucho, mucho. Compartir el tiempo. Un vértigo hermoso. Pasión y melancolía al unísono. Todos los sentidos abiertos al máximo porque ese tiempo compartido es parte de la fuerza y de la paz con la que transcurre el encierro. ¿Hay algo mas importante que “ser parte” de algo colectivo? No.
Quienes vinieron tengan por seguro que cada visita, cada charla, cada tema queda guardado en el alma para siempre. Lxs que estuvieron saben bien de que hablo. De una intensidad muy especial. De algo que nada ni nadie puede romper.
Cuando vienen Mónica junto a León y Simón, solo atención para ellos. El esfuerzo y amor que significan estas visitas deja una huella que con las semanas se va convirtiendo en surco. Surco fecundo donde crecemos abrigados aún en esta intemperie. ¡Es asombroso lo que cambia un niñitx en 4 o 5 días en los primeros años de vida! Es increíble lo que puede sentir un papá. No se puede describir, pero no entra en el cuerpo. Esto es otra historia. Muy íntima, muy hermosa aún en el dolor.
Entran las autoridades, ¡finalizó la visita! Grita fuerte el jefe de turno. Un vértigo distinto. Abrazarse mucho, fuerte. Besos. Vamos, vamos… Que nadie se atrase porque perjudica al resto en la salida. Te quiero, te extraño, nos vemos, estoy bien, no aflojen, vuelvan pronto, llamen, hablen con lxs compañerxs, manden abrazos, gracias, gracias, gracias… Buena semana.
Otra vez quedamos los mismos. Comentarios sobre como la pasaste, como están, cómo la llevan. Recuento, fila. Requisa… sí, requisa después de que requisaron a nuestras visitas al ingresar. “Esto no pasa”, pero ¿cómo? si lo dejaron entrar al Penal. Bueno, si, no, no se. ¡Reintegro! (expresión para volver al pabellón). De a uno. Charla. Alguno está mas triste otro mas contento. Nadie indiferente. ¿Te acordás que cuando recién entramos nos desnudaban delante de todos después de cada visita? ¿Te acordás que pretendían que camináramos con la cabeza gacha y las manos tomadas detrás?
A llamar rápido a ver como van en el viaje de regreso. ¿Van bien? Nos vemos pronto. ¡Qué ridículo tener que hacer todo esto frente a las cámaras que pusieron en los pabellones especialmente para nosotros! Acomodar las cosas; lavar vasos, platos, cubiertos… ¿vamos a tomar unos mates? ¿Y? ¿Cómo están? ¿Qué dicen? Ya va a mejorar.
Es posible que exista alguien capaz de espiar en la situación que les acabo de compartir. Puede haber tal grado de perversión e ilegalidad. Si claro. Lo suponíamos, algún comentario teníamos… pero nunca se puede imaginar semejante grado de corrupción. Semejante desprecio por la ley y la humanidad. Claro que si. Por lo que está saliendo a la luz parece ser que Mauricio Macri montó junto con sus ministros Garavano (¡que loco! el corrector del word insiste en poner garabato) y Bullrich (Patricia) una organización criminal para espiar, apretar jueces y fiscales, comprar declaraciones y mas.
Macri tiene una pulsión especial por la perversidad de espiar: se dice que lo hacía dentro de su familia, en el mundo empresarial, a los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires (en este caso ya utilizando recursos públicos) y, claro, como se iba a contener de hacerlo a lxs Argentinxs cuando llegó a presidente. Mucho menos a los presos. Pero quedarnos en la perversión de Macri es banalizar la cuestión. Lo que hizo fue organizar todo un sistema ilegal de vulneración de derechos y coacción ilegal. En su célebre “1984” George Orwell imagino para un gobierno ultra totalitario (que hasta tenía pantallas en los domicilios y lugares de trabajo -situación emulada por el Gobierno de Macri-) cuatro ministerios: el Ministerio de la Paz (Minipax, que se encargaba de la guerra), el Ministerio de la Abundancia (Miniplenty, que se encargaba de mantener a la población en un estado de pobreza y escasez), el Ministerio del Amor (Miniluv, que ejercía la tortura y el miedo) y el Ministerio de la Verdad (Miniver, encargado de falsear la historia).
Orwell no se atrevió a imaginar el Minijust de Germán Garavano, le hubiera parecido mas atroz que cualquiera de las instituciones inventadas para su distopía. En el Ministerio de Justicia (Argentino, no de “1984”) funcionaba una “Mesa Judicial”. Con este pomposo nombre articulaban, según dan cuenta los diarios de mayor tirada de la época, un conjunto de mafiosos que apretaban jueces y fiscales, o simplemente les daban instrucciones respecto a que causas activar, en que momento y que destino debían tener. Sí, aunque parezca infernal, así funcionaba. “Necesitamos presos, necesitamos iniciar juicios orales, necesitamos procesamientos, necesitamos cerrar tal causa…”. Esta fue la “separación republicana de poderes” durante el gobierno de Macri. Pero no alcanzaba con esto, también puso en marcha un plan sistemático y masivo de espionaje interno por cierto ilegal. Militantes políticxs, ex funcionarixs, periodístas, funcionarixs macristas, empresarixs, dirigentes sindicales, intelectualxs, dirigentes sociales.
Espionaje y persecución para todxs.
Desde allí también se dirigía el Programa de Guionamiento, Compra y Protección de “testigos”. Se realizaban, conjuntamente con el Minseg (propiciador de disparos por la espalda, desapariciones y violencia contra la protesta) conducido por Patricia Bullrich los circos mediáticos de las detenciones arbitrarias. ¿Alguien cree que necesitaban detenerme, para que yo concurra a una indagatoria? ¿O que necesitaban “agarrarme de sorpresa” para detenerme? Un circo gestual, tendiente a operar sobre el sentido común.
A nadie escapa a esta altura del debate que también hubo de parte de Macri persecuciones sobre empresarios para robarles sus empresas. Existen incluso denuncias en este sentido, tendrán que probarse en sede judicial… pero no hay otra explicación para las detenciones de Cristóbal López, Fabián de Souza, Gerardo Ferreyra y Lázaro Báez por mencionar solo a los mas conocidos. Lo mismo que la persecución a sindicalistas, para quedarse con sus gremios en forma antidemocrática y que nadie se atreva a defender a trabajadores.
El Minijust, de quien depende el Servicio Penitenciario Federal, consideró que podía poner micrófonos (y tal vez cámaras) ocultos en pabellones y celdas de los penales. Fue un paso más allá, parece que también en los lugares de visitas.
Garavano no trepidó en “alambrar” los lugares donde los detenidos nos reuníamos con nuestrxs abogadxs. Garavano no puede aducir que no sabía lo que pasaba en los penales, yo lo vi con mis propios ojos pavonearse en el Complejo Federal I de Ezeiza. ¿Esto le parecía legal al Ministro de Justicia de la “República”? ¿Qué opinan lxs abogadxs?
Llamó la atención, aún a comunicadores y juristas antikirchneristas explícitos, la cantidad y calidad de prisiones preventivas arbitrarias e ilegales. Nos preguntábamos entonces ¿por qué esta pasión por abusar del instituto de la prisión preventiva (muchas de las cuales aún subsisten)? Simplemente armaron un verdadero corralito humano para espiar mejor y con menos esfuerzo. Así jugó el macrismo con la libertad de las personas. En este contexto no ha existido ni el derecho a defensa, ni el debido proceso.
Esto sucedió en la Argentina. Llama la atención que los defensores de la República y la Libertad no se escandalicen. Aún hoy habemos presxs políticxs en nuestro país. Aún hoy están vigentes procesos “judiciales” teñidos por todo lo descripto. Causas armadas, espías, testigos guionados, testigos comprados, pericias fraudulentas, pericias que no se admiten, jueces y fiscales militantes del lawfare o apretados. Entre todas las arbitrariedades y delitos elijo un solo ejemplo: el Sr. Bertuzzi presidente del Tribunal que me condenó cobró un ascenso por haberme condenado y llevado adelante una farsa de juicio cuyos tiempos fueron marcados por el Código Electoral y no por el Código Procesal Penal. Además, ordenó mi inmediata detención, cosa totalmente atípica (a los pocos días se produjo una condena con penas similares en la causa AMIA y no detuvieron a nadie). Macri le pagó marcando el pago, colocándolo en la Cámara Federal por Decreto. Los propios miembros de la Cámara expusieron públicamente sus objeciones. Y esto no fue mi imaginación, surge simplemente de la lectura de los diarios de mayor circulación de la época. Surgió de la “Mesa Judicial”, un organismo ilegal pero real, que no está en nuestra Constitución, pero si en el Organigrama de Facto del Ministerio de Justicia de Garavano-Macri.
La pesadilla del macrismo terminó. Emerge toda la podredumbre desde los sótanos de la democracia, mucho peor y mucho mas podrida de lo que imaginábamos. Es indispensable para la democracia terminar con esto. Detenciones truchas, sentencias truchas, procesos truchos. Nunca mas es nunca mas. El macrismo superó a las ficciones mas totalitarias e injustas, George Orwell descansa en paz.