El pequeño tamaño del gatito no le permite subir las escaleras con comodidad. Por eso, el gran ovejero alemán se cruza en su camino y lo carga hasta arriba de todo.
Al principio da la impresión de que el gran perro le obstaculiza la subida al felino para morderlo y lastimarlo. Pero la realidad es que solo buscaba alzarlo con la boca y llevarlo hasta la cima de la escalera.
Así como lees: el ovejero alemán abrió su boca y agarró al gatito de su cabeza para cargarlo. Al finalizar la travesía, ambos se acuestan uno al lado del otro.
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