Vidal y el uso de la violencia machista para hacer campaña

Un video que comenzó a viralizarse pone en cuestión la perspectiva de género del gobierno bonaerense. 

16 de agosto, 2019 | 09.37

La gobernadora María Eugenia Vidal le grita a una puerta detrás de la cual, se supone, se esconde un acosador en el barrio Carlos Gardel, en el partido de Morón. Se presenta con su nombre y como “la Gobernadora”. Le dice que están acompañado a la sobreviviente, que va a ir un fiscal al barrio. Antes, la joven le había contado una situación de hostigamiento que vivía por parte de él.

El vídeo circuló por WhatsApp y aunque no está en las redes sociales oficiales de Vidal, ni tiene la estética formal de aquellos que difundió Juntos por el Cambio durante la contienda electoral, tiene todos los componentes de un spot de campaña. “No desperdiciemos la oportunidad de tener una gobernadora sin miedo”, cierra la pieza audiovisual.

Además del uso de un tema tan sensible como serio para reunir votos tras unas elecciones primarias que aplastaron sus posibilidades de reelección y la instrumentación de una víctima con fines electorales; este vídeo es la evidencia de la ausencia absoluta de políticas públicas y la falta de una mirada comprometida con el tema.

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La actuación de Vidal es revictimizante y paternalista: las sobrevivientes de violencias machistas no necesitan super heroínas que vayan a patotear a sus agresores. Necesitan intervenciones respetuosas que no las expongan, cuidados afectuosos y redes de apoyos para sostener sus denuncias. Lo sabemos: del círculo de la violencia machista no se sale sola. La gobernadora bonaerense expone a esta mujer, le promete una solución salvadora y luego la deja sola en el mismo barrio que convive con el supuesto acosador. Lejos de acompañarla a un lugar seguro desde el cual la joven pueda fortalecer su subjetividad, la gobernadora la coloca en una zona de riesgo.

Si la exposición de la sobreviviente es obscena; la respuesta a la situación sobre la cual ella pide ayuda es totalmente irresponsable. No articula recursos estatales ni herramientas jurídicas. Se trata de una pésima intervención en las antípodas de una respuesta estatal y en contra de todo lo que plantea el feminismo. Lo que hace Vidal en este vídeo es todo lo que no hay que hacer cuando emerge una situación de violencia machista.

En 2015 el grito y la movilización masiva por Ni Una Menos hizo visible las tramas de las violencias que viven niñas, jóvenes, mujeres, lesbianas, travestis y trans fue para demandar al Estado políticas públicas que estuvieran a la altura de una problemática estructural. La irrupción de esta agenda histórica llegó para que sea parte de las campañas electorales con propuestas y respuestas, con presupuesto acorde, no para que se instrumente electoralmente.

Por otra parte, las respuestas individuales podrán hacer visible el problema de una, pero no el de todas. Y lejos están de la solución de un problema estructural. Poner el foco en una sola historia y una respuesta individual desengancha del contexto en el que ocurren estos casos.

Es urgente la formación en perspectiva de género para las fuerzas de seguridad, el personal de la justicia y del poder Ejecutivo tal como lo plantea a Ley Micaela, aprobada a fines de 2018.

La provincia de Buenos Aires no tiene políticas integrales para contener y acompañar a las sobrevivientes de violencia, ni para que puedan tener autonomía luego de denunciar. No cuenta con políticas serias y creativas de prevención. Las trabajadoras de la tan promocionada línea 144 denunciaron despidos y precarización laboral durante toda la gestión de la Alianza Cambiemos en territorio bonaerense.  A su vez, Vidal lanzó una aplicación para denunciar que puede usarse en teléfonos smartphones, con acceso a wifi, lejos de las más pobres.

Por otra parte, no es la primera vez que Vidal instrumenta la violencia machista. El 9 de noviembre de 2015 Mauricio Macri había ganado en primera vuelta los comicios presidenciales y la entonces gobernadora electa y entonces vicejefa del gobierno porteño, reivindicó el accionar del policía de la ex Metropolitana Ricardo Ayala que dejó en silla de ruedas a Lucas Cabello después de dispararle.Vidal justificó la agresión y la violencia institucional en el supuesto caso de “violencia de género”, desmentido por la novia de Lucas y por varios testimonios.

Los y las gobernantes deben guiar las políticas públicas, no actuar en vídeos ni usar a las víctimas para hacer campaña.