Las bolsas del mundo sufrieron su peor jornada desde la nunca terminada crisis de 2008. La reprimarización de la economía durante la gestión de Cambiemos le quitó herramientas a Argentina para defenderse ante esta caída, por lo que el S&P Merval se desplomó 13,7%. El retroceso en el precio del petróleo y el efecto del coronavirus en las plazas financieras del mundo repercutieron en las acciones locales, pero también en las empresas. Si este hito se repite en las siguientes ruedas generará ruidos en la reestructuración de la deuda que lleva adelante el ministro de Economía, Martín Guzmán.
La debacle comenzó en la noche del domingo argentino, cuando el barril de crudo se desplomó inicialmente hasta 30% luego de que Rusia y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fracasaran en las negociaciones para disminuir la producción y contener el daño en los precios ante el avance del coronavirus en el mundo. La caída fue la mayor desde 1991, en el final de la Guerra del Golfo.
Ante este nuevo escenario, los mayores costos de la extracción de gas no convencional en Vaca Muerta redujeron significativamente las ganancias internacionales proyectadas por las petroleras en el país. Sin embargo, este panorama definirá si impacta en la producción dependiendo de lo que suceda en las horas siguientes ya que, precisaron fuentes del mercado, “las decisiones de inversión involucran cientos de millones y no se pueden tomar de forma apresurada”.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El coronavirus golpeó con mayor peso a su epicentro, China, donde muchas fábricas suspendieron los turnos para evitar contagios. Estos días de paro implican un recorte en su crecimiento que, al suceder dentro de la mayor economía del mundo, repercute internacionalmente. Además, al tratarse en concreto de uno de los principales socios comerciales de Argentina, el impacto se dio por partida doble.
Más allá de su baja tasa de mortalidad, las consecuencias del pánico alrededor del coronavirus frenaron de lleno a algunas de las principales economías del mundo, lo que generó consecuencias en la actividad real tanto en esos como en los países con los que comercian. El miedo a que la expansión sea aún mayor antes de que se encuentre una cura generó un frenesí de ventas en todo el globo.
Las divisas también se vieron perjudicadas en la jornada y la expectativa de menores importaciones de soja a China generó un descenso de su precio al mínimo del año. Una de las pocas materias primas que no sufrió una baja fue el oro, que consiguió mantener su precio en la rueda.
Esta aversión internacional al riesgo puede generar ruido en las renegociaciones de la deuda en dólares que encabeza Guzmán. De acuerdo al cronograma inicial, el equipo económico preveía tener el 75% de los avales para la reestructuración para el 31 de marzo. Sin embargo, fuentes oficiales confiaron a El Destape que el proceso se puede extender algunos días más del plazo preestablecido.
Esta salida de los activos de riesgo hacia colocaciones más conservadoras y ante la delicada crisis de deuda que heredó Alberto Fernández de Cambiemos, el riesgo país llegó a superar los 2.800 puntos básicos y alcanzó su marca más alta desde 2005. En términos materiales, esto se vio reflejado en una disminución significativa en las ofertas para la licitación de deuda de hoy. Mientras Economía había recibido órdenes de compra por casi $ 57.000 millones para las letras y bonos que suscribió el miércoles pasado, la oferta se recortó a menos de la mitad: sólo $ 21.900 millones para las Letras del Tesoro de la jornada.
No obstante, se erige como desafío. Si Guzmán les presenta un panorama de crecimiento sustentable a los bonistas, de modo que evidencie capacidad futura de pago, el Ejecutivo puede utilizar a su favor la bajísima tasa internacional para obtener una quita en capital o interés que convierta le quite al pasivo su etiqueta de inviable. La extensión de los plazos seguramente será un hecho, puesto que el perfil de vencimientos que dejó Mauricio Macri compromete de forma peligrosa a las reservas del BCRA para este año y el próximo.