En un país en default, con el aparato productivo diezmado y un índice de pobreza superior al 40 por ciento, el Gobierno decidió finalmente priorizar el ingreso de los que menos ganan. El incremento previsional de marzo será de un promedio para toda la masa previsional de un 9,5%. Pero no todos cobrarán el mismo porcentaje de aumento.
La suba previsional de marzo para todos los jubilados será de 1250 pesos más un 3 por ciento. Así, los que cobran en la actualidad 14 mil pesos pasarán a cobrar 15.670 pesos. Los 14.000 que ganan hoy más la suma fija de 1250 más el 3%, que en este caso son 420 pesos.
De esta manera el aumento para los que ganan la mínima será del 12 por ciento. Ese porcentaje supera al 11.60 por ciento que surgía de la fórmula de Macri y es superior a la inflación estimada del primer trimestre. La decisión contiene varias facetas y dispara distintas interpretaciones. La primera es que la lectura del gobierno sigue siendo, en medio de la emergencia, proteger a los que menos tienen.
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También está claro que se prepara para una propuesta de negociación muy dura con los acreedores externos y que pretende mostrarse austero. De ahí la decisión de ofrecer un incremento promedio del 9,5%. En los próximos días anunciará una suba en las retenciones agropecuarias para mostrar una situación fiscal más robusta.
Otra lectura no menor es que esta decisión no impulsará el crecimiento del consumo o si lo hace alcanzará al sector alimenticio y poco más. Una decisión clara es que apuesta todo a bajar la inflación lo antes posible. Si logra que el primer trimestre del año la inflación sea menor del 9,5% que otorgará de promedio podrá mostrar que su estrategia dio resultado.
Si la inflación es descendente las posibilidades de que en algún momento del año la economía comience a despegar levemente entonces serán factibles.