Una por una, las propuestas de impuesto a las grandes fortunas

Diputados del Frente de Todes trabajan en propuestas para el impuesto a las grandes fortunas, que serán unificadas en un proyecto que presentará Máximo Kirchner.

13 de abril, 2020 | 13.33

Pese a los esfuerzos de los medios comerciales por silenciar el tema, la idea de un impuesto a las grandes fortunas comienza a tomar forma. El propio presidente Alberto Fernández aseguró que le interesa el tema pero que debe tratarlo el Congreso. Y es allí donde el diputado Máximo Kirchner, presidente del bloque del Frente de Todes, trabaja junto al banquero cooperativista Carlos Heller y otros diputados como Hugo Yasky, Darío Martínez e Itai Hagman en la elaboración de un proyecto que permita buscar fondos donde los hay: en las cuentas de las personas más ricas del país. Cerradas las posibilidades de endeudamiento, el impuesto a las grandes fortunas se impone como una de las soluciones para financiar la emergencia sanitaria que generó el COVID-19.

El Gobierno ya desplegó medidas para mitigar el impacto económico de la pandemia que equivalen a una inyección del 2,4% del PBI. Sin embargo, dado que se desconoce cuánto se prolongará el peligro del virus y sus consecuencias sobre la actividad económica, el Estado precisará de mayores recursos para ayudar a los más vulnerables y sostener la compra de insumos médicos. El freno en la mayoría de los comercios y fábricas redujo sustancialmente la recaudación, y es necesario suplir ese faltante.

La idea de Máximo Kirchner es lograr un proyecto que unifique los aportes de los distintos sectores del oficialismo. Con esto en mano, sentarse a discutir con la oposición, que por ahora se mantiene reacia a tratar el tema.

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En El Destape Radio, Roberto Navarro reveló que "el impuesto va a ser a las grande fortunas en serio. El piso va a rondar lo 5 millones de dólares". Agregó que será progresivo, solo sobre las fortunas personales, que no se tocará el aparato productivo y el proyecto va a estar listo el jueves o viernes, pero se piensa que se va a tratar a fin de mes o primera semana de mayo. El tiempo es clave: los que amasaron grandes fortunas tienen ejércitos de contadores expertos en ocultar dinero del fisco. Buena parte de esas fortunas tienen su origen en la rentabilidad extraordinaria y la evasión fiscal. La rapidez para el cobro de este impuesto será proporcional a lo que se logre recaudar antes que lo oculten.

El diputado Heller, quien coordina todas las propuestas del Frente de Todos, aclaró que este impuesto a la riqueza “jamás estuvo pensado como un gravamen sobre la clase media, las pequeñas empresas, los ahorros de las familias”. En El Destape Radio, precisó que “alcanzará sólo a aquellos de alto poder de acumulación de riqueza” y que los bocetos aún están en proceso de producción. El legislador fue rotundo: “Nadie va a ser menos millonario después de que tenga que hacer ese aporte”.

El proyecto del Frente de Todes estará diseñando para contribuir a paliar la pandemia y su crisis económica derivada, precisaron desde el despacho de Heller. Aunque aún no está definido, prevé que si es sancionado el impuesto alcanzará a un pequeño porcentaje de la población y por única vez. Esto servirá para comprar insumos sanitarios o alimentos para los sectores más vulnerables, entre otros bienes indispensables para las familias más golpeadas.

Dentro de las propuestas del impuesto a las grande fortunas vale agregar la que realizó la CTA comandada por Hugo Yasky, a su vez diputado, donde propusieron la creación de un Fondo de Emergencia. “Estamos convencidos de que al pueblo argentino le asiste el derecho a reclamarle a los que más tienen, un esfuerzo que sea proporcional a la riqueza que detentan” plantea el comunicado de la entidad comandada por Yasky. La propuesta es concreta: “Si de las cincuenta personas más ricas de la Argentina, según el listado de la revista FORBES publicado por Infobae en abril de 2018, aportaran por única vez el 1,5% de sus fortunas personales valuadas en conjunto en 70.040 millones de dólares, se estarían reuniendo en ese Fondo 1.050 millones de dólares. Es decir, un monto equivalente al que haría falta para adquirir 90.000 respiradores o 50.000 equipos para test de coronavirus o poco más de 1.000.000 de internaciones en terapia intensiva”. Que un grupo minúsculo acapare tamaña riqueza demuestra la rentabilidad extraordinaria que obtienen de unos precios a todas luces inflados.

Desde el despacho del neuquino Darío Martinez acercaron propuestas para un impuesto a los patrimonios personales millonarios en dólares. La idea de Martinez es implantar un impuesto a las personas cuyos patrimonios superen el millón de dólares con un triple objetivo: impulsar la inversión privada, obtener financiamiento para el Estado y aumentar la recaudación. El mecanismo que propone es el “pago a cuenta de impuesto”

La propuesta de Martínez parte del Anuario Estadístico de la AFIP de 2017 que, según informaron desde el despacho del diputado, reportó que “apenas 32.484 contribuyentes argentinos declararon patrimonios superiores a un millón de dolares, todos los cuales sumaban 104.000 millones de dolares”. En declaraciones a El Destape Radio, el diputado aseguró: “Estamos hablando de patrimonios millonarios en dólares, no de la clase media”

El diputado Martinez afirma que este impuesto debe ser progresivo, o sea, que no es igual quien tiene 1.000.001 dólares que fortunas como las de Paolo Rocca que superan los 8.000.000.000 dólares. El dato fino de la segmentación lo tiene solo la AFIP. “Por mas que el promedio simple de algo mas da 3 millones de dolares por contribuyente, es muy probable que unos 70.000 millones de dolares este concentrados en no más de 200 contribuyentes, información que aún nos falta corroborar y sera vital para establecer el esquema de alícuotas, haciéndolo bien progresivo, y haciéndole recaer el peso de la imposición a los mayores patrimonios. La intención de esta idea no es disminuir la recaudación de un simple impuesto, sino por el contrario, triplicar sus efectos”, explicó Martínez a El Destape.

La idea que Martinez acercó tanto a Máximo Kirchner como al presidente Alberto Fernández es establecer un impuesto progresivo y que el contribuyente pueda optar entre pagar todo o 3 opciones. La primera opción es que si el millonario hace inversiones, el 50% de las mismas puede tomarse como pago a cuenta de hasta un tercio del impuesto, siempre que sean inversiones “en proyectos que motoricen de inmediato la creación de empleo como construcción de viviendas para vender o alquilar, ampliación de naves industriales o locales comerciales así como su equipamiento, nueva maquinaria y puesta en funcionamiento, producciones agropecuarias intensivas no tradicionales, u otras actividades que requieran mano de obra intensiva y productos e insumos nacionales” y que quedarán “en el patrimonio de los contribuyentes”. La idea de fondo es que los dueños vuelquen ganancias personales hacia inversión productiva, y desde el despacho de Martinez creen que muchos harían uso de esta opción que les permite capitalizar sus empresas en lugar de pagar el impuesto.

La segunda opción que propone Martinez es que un tercio del impuesto lo inviertan en un Bono particular. “Creemos que es el momento de emitir un bono atado a la suerte del país”, aseguró el diputado en El Destape Radio. Uno de los ejes de esta opción es que se puedan utilizar estos bonos para pagar las millonarias deudas que el Estado tiene con empresas de Obra Pública. “Pensamos en realizar una primera emisión del Bono para saldar el total o parte de la deuda con las empresas contratistas de Obra Publica, y, jugando con el plazo de presentación y pago del impuesto, o de elección de las opciones de pago a cuenta, permitir que se negocien a la par en el mercado. Luego, entonces, realizar la emisión de una segunda serie a ser suscripta exclusivamente por los contribuyentes que elijan esta opción. Entonces, como efecto adicional, lograríamos saldar la deuda, otorgar liquidez a las empresas contratistas y poner en marcha las obras paradas”, explicaron a El Destape. A nadie escapa que algunos de los millonarios que deberán contribuir son los mismos dueños de las empresas de obra pública, por lo que puede convenirles incluso esta opción.

La tercera opción implica que aún habiendo optado por la otras dos, es decir, pagado dos tercios del impuesto, el tercio restante deberán pagarlo. La idea del diputado Martínez es que ese tributo tenga un destino específico, obviamente vinculado a la emergencia sanitaria.

Otra de las propuestas llegó por parte de Itai Hagman, quien trabaja sobre un borrador que encare al tema de forma integral. Apoyado en un detallado estudio de impacto de 16 páginas, al que accedió El Destape, el equipo del joven diputado plantea crear un impuesto extraordinario a la riqueza que grave el 1% a los patrimonios superiores a 57 millones de pesos. Sería adicional a bienes personales y así aplicado afectaría a 32.484 personas; es decir, sólo el 0,07% de la población.

Además de esto, el militante de Patria Grande propone un incremento excepcional para los altos ingresos. Esto creará un nuevo tramo del impuesto a las ganancias para personas (en todas las categorías), con una tasa marginal de 45%. Se lo cobrarían sólo a 250.000 personas, que equivale al 1,5% de la población económicamente activa.

En tercer lugar, Hagman pide un impuesto de emergencia sobre la cúpula empresarial. En caso de que esta idea sea aceptada en el bloque y luego sancionada en el Congreso, se aplicará sobre la facturación sólo para el tramo más alto, que se determinará en la reglamentación. El objetivo es que sólo se le cobre a las grandes empresas que no vieron una caída en su actividad por la crisis. Algunas, como los supermercados, incluso fueron beneficiadas por la creciente demanda. El porcentaje será calculado como el 20% de la alícuota correspondiente al impuesto de ingresos brutos de cada jurisdicción y para cada tipo de actividad.

Esta propuesta permitiría que el Estado recaude, en una sola vez, 70.745 millones de pesos por el impuesto a la riqueza, 27.371 millones por el incremento a Ganancias y un adicional aún no estimado por un nuevo tributo nacional sobre la facturación de las empresas. Esto implicaría el ingreso a las arcas del Estado de 98.116 millones de pesos sin contar el último impuesto, debido a que para esta versión no definitiva del boceto aún no contaba con el total de las ventas de las compañías más grandes del país.