10 de diciembre de 2015. Finalmente, el día llegó. Mauricio Macri juró como Presidente ante el Congreso y, como él quería, viajó en contramano hacia Plaza de Mayo para recibir la banda y el bastón presidencial. Tras la disputa con la presidenta saliente, se las entregó Federico Pinedo. Los aires de cambio llegaron al gobierno y, en la plaza, "el cambio" se notó.
La marcha no fue igual a las que se acostumbraron a ver tras 12 años de kirchnerismo. La cantidad de gente no fue la misma, las banderas, los aplausos y las consignas tampoco.
A las 10.30 am, a una hora y media de que Mauricio Macri jurara como presidente de la nación, la zona seguía tranquila. Sonaba Rodrigo (¿en honor al triunfo cordobés?) pero la mayoría de los simpatizantes todavía no había llegado. Alrededor de las 11 comenzaron a arribar los ministros: Esteban Bullrich habló de las paritarias, Carrió se mostró feliz mientras alrededor le agradecieron por "la incondicionalidad" y Prat Gay habló del tipo de cambio mientras un hombre que se acercó al Congreso, no precisamente por simpatizante, le mostraba una bandera que decía: "Si devalúan salimos a la calle".
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Mauricio Macri llegó en un auto blanco minutos antes de las doce del mediodía. Con mucha custodia policial y escoltado por los Granaderos arribó al recinto. Avenida Rivadavia quedó vacía durante todo el discurso: la policía no dejaba a quienes estaban en la plaza pasar aunque ellos tampoco lo intentaban. Una pantalla gigante ubicada en frente del Congreso era suficiente para que todos pudieran escuchar y aplaudir al nuevo presidente.
Primero juró Michetti, "por Dios y por los santos evangelios" y el público la ovacionó. Luego lo hizo Mauricio Macri y allí comenzó una seguidilla de aplausos que luego frenó para escuchar el discurso del ya nuevo presidente. ¿Cantos? Pocos. O por lo menos pocos de los habituales. "Sí se puede" y "Mauricio Presidente" fueron los dos temas más recurrentes. Esta vez el himno argentino no sonó. No había bombos ni banderas de distintas organizaciones pero sí sombrillas amarillas que se mezclaban con muchas banderas argentinas, el marketing que más vendió en el lugar ya que los del puesto del choripán comentaron que "no vendieron tanto".
Aplausos hubo varios pero la gente, por lo general, escuchaba atenta y sin cantar mientras hablaba el presidente. Cuando destacó que la justicia será independiente la ovación fue mayor a la habitual y hubo aplausos cuando dijo que "no habrá jueces macristas". También ovacionaron cuando habló de corrupción.
Media hora después, el nuevo presidente terminó su primera cadena nacional y saludó desde las escalinatas del Congreso al lado de su mujer, Juliana Awada. Se subió a su auto y, con la ventanilla del auto baja pero no todavía desde el techo, comenzó la marcha hacia Casa Rosada. Quienes estaban en la Plaza de los dos Congresos comenzaron a marchar hacia Plaza de Mayo para acompañarlo y agitaron sus banderas en las que se podía leer "esta es la nueva democracia que queremos: no más presos políticos en Argentina y Venezuela".
Desde la estación Sáenz Peña la línea A ya estaba cerrada aunque no parecía necesario porque en avenida Rivadavia se circulaba con normalidad. Algunos oficinistas alrededor se asomaban por los balcones y, mientras hacían fila en un cajero, dos mujeres comparaban esta marcha con la de ayer: la frase "mirá qué diferencia" la dijeron un millón de veces. Ellas habían marchado ayer.
Las perlitas no tardaron en llegar y cerca de la Plaza posaba con total normalidad un hombre vestido de la República que le agregó una particularidad a su "outfit": un chaleco amarillo en honor al PRO. En contramano, alejándose de la plaza, una mujer agitaba una bandera argentina mientras gritaba "sin choripán, sin choripán" y acusaba a quienes despidieron ayer a Cristina Kirchner de haber estado pagos. Las críticas tampoco se quedaron atrás: "Sí se pudo, la sacamos a la yegua", se escuchó al pasar.
Ya en la entrada de la Plaza un grupo de cordobeses gritaba "Córdoba presente" y se felicitaban por la gran elección del PRO en su provincia. También un grupo con la bandera "justicia por el fiscal Nisman" gritaba "Nisman presente" por un megáfono.
El clima fue distinto al de los últimos 12 años. La plaza tenía menos gente, más amarillo, menos banderas partidarias, mucha bandera argentina y, evidentemente, a las movilizaciones el cambio también llegó.