El 2018 concluyó con un déficit de cuenta corriente del balance de pagos proyectado de u$s 32.500 millones -equivalente al 5,2% de PBI- y con un déficit consolidado del sector público nacional de u$s 19.200 millones (según Indec y Hacienda), que ascienden al 3,1% del PBI. Estos desequilibrios gemelos alcanzan una magnitud relevante en función del tamaño de la economía, pero sobre todo porque en el segundo semestre del año pasado las autoridades consumieron u$s 28.300 millones aportados por el FMI sin resolverlos.
El cierre 2018 refleja magros resultados en términos de estabilidad macroeconómica, a pesar de haberse utilizado el 50% del apoyo comprometido por el organismo multilateral, que hoy es la única fuente financiera externa del país. Con el agravante que la economía real se desplomó, presentando variaciones negativas de la actividad en todos los rubros similares a las de fatídico 2002.
Sin embargo, enero de 2019 arrancó con una fuerte mejora de las variables del mercado financiero que parecen desmentir los números anteriores. El riesgo país descendió 14,5 % (de 791 a 676), el dólar mayorista bajó 2,3% (de $ 37,93 a $ 37,04) y la disminuyó 9,6% (572 puntos básicos).
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El Banco Central acumuló una suba de reservas internacionales por intervención en el mercado cambiario de u$s 986 millones, revelando que la oferta privada de divisas abasteció con cierto excedente a la demanda, algo que no ocurría desde mediados de 2017.
La explicación más consistente para este comportamiento es la fuerte contracción de la demanda de dólares para importación, viajes al exterior y ahorro, provocada por el combinado ajuste monetario y fiscal del plan de estabilización "Doble Cero". Y a la vez la recreación de la oferta de divisas por la importante ganancia financiera que permite una tasa de interés que desciende lentamente frente a un tipo de cambio planchado. La tasa de interés de depósitos a plazo fijo mayorista rindió en un promedio de 3,6% frente a una revaluación del peso del 2,3%, lo que arrojó una renta financiera por "carry trade" o "bicicleta" de casi el 6% en dólares en el primer mes de 2019.
La pregunta inmediata es cuánto tiempo se cierra la brecha externa con profundo ajuste interno acompañado de una renta muy alta por arbitraje entre tasa de interés y tasa de devaluación. Aquí las respuestas son más variadas y menos sustentables técnicamente.
Marcelo Bonelli en su columna del viernes pasado en el diario Clarín ensaya dos planteos, uno basado en un "informe secreto de Wall Street" y otro en un "informe reservado del Banco Central". Veamos: "...sólo tres fondos externos concentran la mayoría de las colocaciones en Argentina. Se interpreta que esos poderosos inversores están haciendo una excelente diferencia y una apuesta política a la continuidad de Macri. Se trata de las firmas Templeton, Capital Group y PIMCO....". A su vez, el titular del Banco Central "...asegura que no habrá saltos abruptos del dólar antes de las elecciones. Ese paper sostiene que hay sobreoferta de billetes de la balanza comercial y el ingreso de fondos para la bicicleta financiera". Vale aclarar, algo que no hizo Bonelli, que Templeton es un fondo que estuvo asociado al fondo local SBS -cuyo director fue el actual vicepresidente del BCRA Gustavo Cañonero- para colocar deuda soberana argentina.
Ambos informes contienen verdades parcializadas y como tales altamente susceptibles de ser desmentidas por la realidad:
1. Una renta financiera en dólares como la de enero (6% mensual) es insostenible, por lo tanto, la toma de ganancias debe hacerse en plazo muy corto, lo que provocará tensión cambiaria.
2. Si bien el Banco Central pudo aumentar sus reservas por compra en el mercado (algo que no había ocurrido en un año y medio), la magnitud de u$s 986 millones no exterioriza un flujo positivo relevante de dólares financieros como para proyectar un "carry trade" prolongado y menos con la rentabilidad mencionada
3. La oferta de divisas comerciales provenientes de la cosecha de soja se harán a un tipo de cambio estable, que neto de las retenciones del 25%+$4 fijo por dólar, arroja un valor de dólar de liquidación de $26. No parece muy tentador el ingreso masivo de divisas a ese precio, más allá de las necesarias para pagar costos internos. Salvo que los exportadores sojeros se tienten también con el "carry trade".
4. La espectacular suba de paridad (casi u$s 10 en enero) del Bonar24 u$s, el bono soberano más líquido operado en el mercado, evidencia que ingresan fondos al mercado pero que también salen, sino los volúmenes de oferta de dólares serían mayores. Por ello hay que ver quiénes son los inversores que entran y quiénes los fondos que salen obteniendo jugosos precios de venta.
Los puntos precedentes no permiten inferir que la oferta de dólares financieros y comerciales sea abundante más allá de mediados de año. Y por el lado de la demanda sólo el férreo ajuste monetario y fiscal puede contenerla dentro de este esquema de política económica.
La asamblea de primavera boreal del FMI, que se realiza en Washington en abril, suele deslizar pautas en sus debates sobre la dirección de los flujos internacionales. Es posible que en ella se pueda apreciar una verdadera evaluación sobre el rumbo argentino, más concreta que las de los "informes secretos y/o reservados".