Hoy nos encontramos frente a un gobierno que claramente representa los intereses de los sectores más poderosos y que la mayoría de las medidas económicas que ha tomado van en contra de los trabajadores y de los más humildes. Esto se da en un contexto de protección mediática y de extrema polarización, en donde Macri y Vidal de cara a las próximas elecciones han decidido discutir con el pasado y así evitar debatir sobre los problemas del presente, que son graves y urgentes.
Por eso, necesitamos visibilizar esos problemas concretos para proponer soluciones, sino nos convertimos en meros analistas virtuales sin una propuesta concreta. No podemos negar las dificultades que existen hoy en el mundo del trabajo, tanto a nivel nacional como regional: la desocupación, la pobreza estructural, la deficiente infraestructura social y otros aspectos económicos como la inflación generan cada día más pobreza y exclusión.
El carácter de la resistencia a la gestión Macri se está dando desde lo social, porque quienes son económicamente afectados asumieron desde los reclamos genuinos, masivos y por fuera de cualquier expresión partidaria el verdadero rol de oposición. La representación social y sindical se ejerce en los hechos y con el claro objetivo de resolver los problemas. Por eso, institucionalizar canales de resolución de problemas concretos es un avance para los sectores populares, es el camino para ganar derechos y también para darle mayor estabilidad a la democracia. En la memoria colectiva está presente que con cada crisis económica, social o de representación quienes más la sufren son los humildes y los trabajadores. Nunca en esas situaciones ganan los de abajo. Siempre de la crisis y del caos sacan ganancia los de arriba.
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La Emergencia Social la impulsaron los Movimientos Populares con el apoyo de la CGT, ambas CTA, FAA, CGE y la Pastoral Social. Luego, en el Parlamento todos los bloques opositores se hicieron eco de la propuesta y sumaron su voto para aprobar la ley. Ese es el camino para cambiar las políticas que bajan desde un Poder Ejecutivo neoliberal: buscar acuerdo legislativo para construir mayoría y consenso, esa mayoría primero se construyó en la calle y luego se trasladó al Congreso. No podemos conformarnos con votar todo en minoría recostados sobre una supuesta pureza, que sirve para medirse con los propios pero que nada resuelve a quienes necesitan soluciones urgentes.
La dirigencia política discute nombres o encuestas pero poco habla de un programa concreto. Para los movimientos populares hay 3 puntos fundamentales: Tierra, Techo y Trabajo, con medidas que apunten a desconcentrar y nacionalizar la economía.
Tierra, retorno al campo de aquellos desplazados por el agronegocio, creación de 1 millón de chacras para la producción familiar y reserva de mercados para lograr sustentabilidad. Sumado al cuidado del ambiente que es dañado permanentemente por las grandes exportadoras.
Techo, 5 millones de lotes con servicios para la construcción de viviendas populares, frenar el hacinamiento y las falencias estructurales en los barrios que rodean los grandes centros urbanos, muchas veces con altos grados de contaminación.
Trabajo, crear trabajo de interés social. Hoy el 50% de la clase trabajadora está en la formalidad, en el ámbito público o privado y el otro 50% está desocupada, es informal o sobrevive en la economía popular inventándose su trabajo. De este grupo muy pocos pueden reinsertarse en la economía de mercado por el avance tecnológico e informático y la relocalización de empresas para reducir costos laborales.
Hoy necesitamos construir una alternativa desde el Peronismo que exprese esta agenda. Está claro que para enfrentar al gobierno y derrotarlo en elecciones no alcanza con lo que se hizo, ni con lamentarnos por lo que no se hizo, ni tampoco alcanza con una oposición moderada que termine acompañando más que frenando las políticas de ajuste y exclusión.
Los Movimientos Populares tenemos la oportunidad y la responsabilidad de construir una alternativa política de mayoría, apostando a la renovación con un claro programa opositor que exprese las aspiraciones de quienes se manifiestan día a día en las calles de todo el país. El 5 de noviembre pasado en Roma, durante el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares, Francisco nos insto a participar en la lucha política para oxigenar la democracia y las instituciones. Desde los barrios, junto a los protagonistas de los problemas reales, tenemos que plantar la bandera de la lucha por un país con Tierra, Techo y Trabajo para todos.