Con una temperatura baja muy poco habitual para esta época del año, la ciudad de Buenos Aires recuperó desde la mañana de este domingo su vida habitual tras las agitadas jornadas de calles valladas, zonas de exclusión y limitaciones en los servicios de transporte que acompañaron la realización de la cumbre de líderes del G20.
Además, con la partida de la mayoría de las delegaciones desaparecieron los móviles y efectivos de fuerzas de seguridad que abundaron por las calles mientras duró el G20, mientras infinidad de vallas aguardaban apiladas o caídas ser retiradas de las calles.
De acuerdo con lo previsto, los servicios ferroviarios y de subterráneo volvieron a funcionar -con el organigrama característico de los días domingo- a excepción de la línea Mitre, que recién volverá a la actividad mañana.
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La mayoría de los vallados fueron corridos para permitir ya sí el libre paso de los vehículos por zonas que habían estado vedadas como mínimo en las 48 horas precedentes.
Sin embargo, algunos cortes de calles se mantenían esta mañana, como el establecido desde el jueves en el perímetro circundante al hotel Intercontinental, donde se alojó el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Lo mismo ocurría en torno al hotel de la zona de Retiro donde se alojó la comitiva china.
Precisamente, la única zona que permaneció restringida este domingo fue la de la Quinta de Olivos, con motivo del almuerzo que compartieron el presidente Mauricio Macri y su par de China Xi Jinping.
La circulación de vehículos y colectivos se vio limitada desde puente Saavedra y a lo largo de toda la avenida Maipú hasta la intersección de la calle villate.
Pasadas las 14:30 este sector también fue liberado y así terminó el último operativo de seguridad previsto para el fin de semana con motivo de la visita de los líderes mundiales.
Las líneas de colectivos que debieron alterar sus recorridos por los cortes de calle retomaron hoy sus itinerarios habituales, aunque al menos en las primeras horas de la soleada mañana se observaban muy pocos pasajeros.
Una temperatura de alrededor de 10 grados, tan fresca como llamativa para el diciembre porteño, quizás influyó para que las calles se presentaran mayormente desiertas en las primeras horas del día en que la Capital Federal recuperó su libre tránsito.
Las terminales aéreas, por su parte, volvieron a funcionar, aunque en algunos casos se preveían demoras en algunos vuelos.
La terminal de ómnibus de Retiro, cerrada durante el tiempo que duró el G20, volvía a funcionar por la tarde tras haber mudado las operaciones a su similar Dellepiane, obligada por la cumbre.