Hace 20 años se estrenó The Truman Show, una película en la que Jim Carrey tiene una vida feliz hasta que descubre que nada de lo que hay alrededor de él es real dado que nació para ser protagonista del primer reality televisivo.
Como si gran parte de la población argentina hubiese sido la protagonista de The Truman Show y ahora tiene que dejar de vivir en esa irrealidad en la que había exceso de consumo, tarifas demasiado bajas y poca cultura del trabajo, el Gobierno insiste en el esfuerzo personal, usar lámparas led e incluso apuntaron contra el funcionamiento de universidades públicas porque “nadie que nace en la pobreza llega a la universidad”. Pero ¿En qué gasta el Estado ahora?
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Según el último informe del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala, hay una reconfiguración del gasto público. Los subsidios se redujeron pero ese dinero comenzó a usarse para el pago de intereses de deuda. En este sentido, si se analiza el gasto público total en términos de Producto Bruto Interno (PBI), se mantuvo constante pero se modificó el “para qué”.
En las misma línea, desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales (CESO), indicaron que entre 2015 y 2017 los subsidios económicos (energía, transporte, etc) cayeron en $ 65.467 millones (22% del total), en tanto que los pagos por intereses de la deuda (sin contar Lebac) se incrementaron en $ 93.647 millones (16%), casi en la misma magnitud.
Pese al aumento de lo que el Estado gasta en intereses de deuda no se observa un cambio de rumbo económico. Por el contrario, el endeudamiento público se utiliza, especialmente, para permitir la especulación financiera que favorece la fuga de capitales. De hecho, durante los primeros cuatro meses del año, según un informe del Banco Central, se fugaron US$ 8.968 millones de dólares. Ni siquiera durante el conflicto con el campo, durante el gobierno de Cristina Kirchner, se había llegado a esos números dado que durante el primer cuatrimestre se fueron US$ 4.448 millones.
Por otro lado, según el discurso oficial la población pareciera estar en constante deuda por haber estado en una fiesta de bajas tarifas y descontrol. Sin embargo, como relevó el último informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) la tarifa de luz lleva un aumento acumulado desde diciembre de 2015 del orden del 1.400% y se prevé que para fin de 2018 la tarifa sea un 1.800% superior a la que se pagaba exactamente tres años antes. En el caso del gas en la actualidad se paga un 1.200% más respecto de diciembre 2015 y se espera que la suba llegue al 1.520% ¿Se le exige lo mismo a las empresas que venden estos servicios esenciales? Al parecer, no.
A través del relevamiento que hizo el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), dirigido por Federico Bernal, se conoció que Central Puerto S.A. (CPSA), la mayor empresa de generación eléctrica del país, propiedad de Nicolás Caputo, entre otros, ganó 3.500 millones de pesos en 2017 y Pampa Energía (grupo dueño de Edenor) informó ganancias por 5.576 millones de pesos.
De esta manera tal vez no fue una película que terminó y todos tuvieron que despertar y darse cuenta que era irreal lo vivido, sino que hay una reconfiguración de quienes deben ser los que tengan esa vida más o menos organizada. Ya no es tiempo para los y las trabajadores que piden que sus salarios acompañen la inflación, como tampoco para jóvenes que desean ser la primera generación de universitarios de sus familias. El guión cambió y parecen ser tiempos para quienes fugan dólares y se enriquecen con la especulación financiera.