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El fallo es la culminación de un drama legal de cuatro años para el alto funcionario que comenzó cuando una camarera de un hotel en Nueva York lo acusó de agresión sexual en 2011, lo que mató sus ambiciones presidenciales. El caso se cerró con un arreglo extrajudicial.
Durante el juicio de tres semanas en febrero, Strauss-Kahn insistió en que no sabía que las jóvenes en las orgías fuesen prostitutas. Dijo que supuso que eran "libertinas".
El testimonio a veces lloroso de dos prostitutas arrojó luz sobre las prácticas sexuales del acusado, a veces brutales. Pero admitieron que nunca le dijeron directamente cuál era su profesión.
Otros acusados dijeron que habían erigido voluntariamente un muro de silencio en torno de su poderoso amigo para protegerlo de toda infidencia.
El presidente del Tribunal Correcional de Lille, en el norte de Francia, Bernard Lemaire, explicó en la lectura de la sentencia que Strauss-Kahn, conocido por sus iniciales, DSK, tuvo "un comportamiento de cliente", y que eso no contravenía la ley, informó la agencia de noticias EFE.
Strauss-Kahn llegó al tribunal sonriente y distendido, y no tuvo ninguna reacción aparente al escuchar un veredicto en línea con lo que esperaba el conjunto de los medios de comunicación franceses.
Además, las prostitutas que se habían constituido en acusación particular retiraron las demandas de indemnización a DSK hacia el final del juicio, que duró tres semanas.
En cuanto a los otros 13 acusados, sólo uno fue condenado finalmente: René Kojfer, el que fuera responsable de relaciones públicas del hotel Carlton de Lille, el establecimiento que sirvió de base de operaciones para la red de prostitutas utilizadas en las juergas sexuales.
Kojfer fue sentenciado a un año de cárcel exento de cumplimiento al aparecer como el verdadero pivote de la organización, gracias a su nutrida agenda que le permitió poner en contacto a las mujeres, que cobraban por sus servicios.
En la larga lista de absueltos están, junto a Strauss-Kahn, sus amigos empresarios Fabrice Paszkowski y David Roquet; el director del hotel Carlton, Francis Henrion; o el personaje más pintoresco en el banquillo de los acusados, el proxeneta Dominique Alderweireld, alias "Dodo el Salmuera".