La imagen recorrió el país: Agustina Imvinkelried caminaba sola, usando su celular, luego de salir del boliche bailable Teos en Esperanza, Santa Fe. El video no sólo constituye el último registro de la chica de 17 años con vida, sino que aporta un dato clave para la investigación: gracias a las filmaciones se logra ubicar en la escena al principal sospechoso a Pablo Trionfini con su auto. Horas más tarde, Agustina apareció asesinada, y Trionfini se suicidó mientras la Policía rodeaba su casa para allanarla.
Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la estación de servicio Shell ubicada en la ruta provincial N°6. Quien se encargó de entregar esta prueba sustancial a la Policía y a la propia familia de Agustina fue Ezequiel Schaab, un empleado del lugar, quien recibió una suspensión de cinco días sin goce de sueldo y un aviso de posible despido sólo por ayudar.
“Entré a las dos de la tarde el domingo, y a mitad de la tarde cae un familiar de Agustina para pedirme las cámaras. Yo no sabía de la situación, me cae por sorpresa, y me contó lo que pasó”, contó Ezequiel al noticiero local Info Teve. “Lo primero que le digo es que sí, que vamos a mirar las cámaras. Es normal para nosotros”, sostuvo.
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Fue así que ingresó a la oficina de un superior y le mostró el registro fílmico a la familia, y lograron ubicar a Agustina en los momentos previos a su muerte. En la semana, sin embargo, notó un trato hostil en su lugar de trabajo.
"Sentía un ambiente raro hasta que pregunto qué había pasado. Ahí me dicen que violé las normas, que no tenía por qué ayudar. Nunca había tenido que pedir permiso para ingresar a la oficina. Era una situación en que segundos pueden cambiar las cosas", defendió el muchacho.
De todas formas, sus superiores le indicaron que “tendría que haber sido frío” ya que “en ese momento no iba a solucionar nada porque a esa hora la chica ya estaba muerta”.
“Ahí me di cuenta la persona con la que estaba tratando. Yo tengo una hija y una hermana de la misma edad de Agustina y uno se pone en la piel de la familia", sostuvo. El miércoles Ezequiel recibió “un telegrama de suspensión de cinco días sin goce de sueldo y un aviso por posible futuro despido, solamente por prestar ayuda”.
A pesar de que su accionar fue el correcto y ayudó a esclarecer el femicidio, el empleado se defendió: “No le causé ningún daño a la empresa, no me entra en la cabeza ni la situación ni la suspensión. Era una situación extrema y en lo único que pensé fue en dar una mano", remarcó.
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