La medición de la Iglesia supera ampliamente el 28,7% de pobreza registrado el mes pasado para la población adulta, y representa a 4,9 millones de chicos que conviven con la escasez. Viven en hogares cuyos ingresos no superaban los $ 1780 en 2014, y la proporción trepa al 48,8% en el conurbano bonaerense.
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También creció desde 2011 la cantidad de chicos bajo la línea de indigencia, cuya tasa hoy es del 9,5% (1,1 millones), un punto más que en 2011. Se trata de menores cuyas familias percibían el año pasado ingresos inferiores a $ 851.
Según el nuevo mapa de la pobreza infantil, también se observan problemas alimentarios y déficits en el acceso la educación y a la salud. En este sentido, el 26,2% no tiene cubiertas sus necesidades básicas insatisfechas (NBI) afirmó en declaraciones a la prensa la licenciada Ianina Tuñón, coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia. Añadió, incluso, que según los datos de la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el Indec, la pobreza entre los menores de 18 años sería del 30%, y la indigencia llegaría al 8%.
La investigadora atribuyó el empeoramiento de los indicadores a la etapa de estancamiento en la economía, marcada por la recesión y la inflación. También alertó sobre la retracción en la creación de empleo y la alta proporción del trabajo no registrado, que se mantiene en el 35 por ciento.
De acuerdo con el estudio de la UCA, 2,2 millones de chicos -el 21,7%- no está protegido por ningún plan de salud mientras que durante los últimos cuatro años, se mantuvo estable la proporción de chicos que recibe la Asignación Universal por Hijo (AUH), que hoy beneficia al 30,9% de los chicos. "Ese número refleja dos caras. Por un lado, es promisorio que se incorporen al sistema de seguridad social. Pero, por el otro, refleja que aún es alta la proporción del mercado de trabajo informal", dijo la coordinadora del estudio.
Tras señalar que "la AUH es necesaria, pero insuficiente", Tuñón estimó que aún hay un 22% de chicos que no cobra la asignación, porque probablemente estén indocumentados o vivan en situaciones de extrema marginalidad.
Según los datos, el 57,4% de los chicos (7 millones) sufre privaciones graves y moderadas en el acceso a algunos derechos, como el de la alimentación, el saneamiento, la vivienda digna, la salud, la estimulación temprana, la educación y el derecho a la información. En el 18,3% de los casos (dos millones de chicos), esas restricciones son severas. Y las privaciones principales se concentran en los sectores sociales más precarios, en los estratos socioeconómicos más bajos y en las villas y asentamientos urbanos.
En este sentido, el estudio revela que el 21,5% de la infancia vive en hogares con dificultades para acceder a los alimentos y el 8,4% (950.000 chicos) tiene privaciones alimentarias graves. Además, el 26,2% de los chicos viven con necesidades básicas insatisfechas. Eso implica, por ejemplo, que no tienen espacio en sus hogares o carecen de instalaciones sanitarias adecuadas, entre otras privaciones.
El informe precisó que la población más afectada es la que reúne a los menores de 4 años (30,2%), mientras que el índice disminuye a medida que se avanza en el trayecto escolar. Esperablemente, la incidencia es mayor en las villas y asentamientos, donde trepa al 61,8 por ciento.