El descontrol de toma de deuda por parte del Gobierno impactó de gran forma ayer: las reservas del Banco Central (BCRA) cayeron casi U$S 2.000 millones. La fuga de capitales siguió alentando la sangría de dólares que el equipo económico no puede controlar.
Tras el pago de unos U$S 1.600 millones por capital e intereses a los tenedores del Bonar 2024, el principal título de referencia de la deuda argentina, el total de la pérdida para las arcas del BCRA fue de U$S 1.926 millones. El desplome significó el fracaso del Gobierno en la retención de los inversores.
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Gran parte de los bonistas recibió los dólares y, en lugar de reinvertirlos, los sacó del país. De esta manera, se acrecentó el éxodo de divisas, que en menos de un mes se llevó el 80% de los recursos.
Ayer, un eje de la jornada era cuánto del ese vencimiento podía retenerse en activos argentinos, que en el último mes experimentaron una ola vendedora a raíz de los temores de default. Durante los próximos cuatro años vencerán cerca de U$S 150.000 millones de deuda pero ya no habrá dólares del Fondo de respaldo.