25 de marzo, 2020 | 16.37

Santa Fe: más movimiento tras los feriados, pero se respeta la cuarentena obligatoria

Luego del fin de semana largo, muchos salieron a hacer compras para reabastecerse y otros debieron salir a trabajar en rubros exceptuados.

Mientras sigue la cuarentena obligatoria para evitar la expansión del coronavirus, Rosario despertó este miércoles con un poco más de movimiento que las jornadas anteriores, similar a un sábado a la mañana, con algo más de gente en las calles y comercios trabajando con mucha fila en la vereda.

Según manifestaron desde el municipio, la situación era esperable porque muchas empresas de producción exceptuadas no trabajaron durante los feriados de lunes y martes, pero retomaron actividad. Por eso también hubo más movimiento vehicular, sobre todo en avenidas, y el transporte público tuvo frecuencia de día sábado.

En parques, plazas y lugares recreativos el panorama era desértico. Hubo un poco más de gente transitando por las calles que durante los feriados, pero se trató mayormente de personas yendo al trabajo o a hacer las compras para reabastecer los hogares tras el fin de semana largo.

El centro mostró una postal vacía, casi sin comercios abiertos ni bancos. En los barrios, las verdulerías y autoservicios estallaban de gente, y algunos comercios que aguardaban proveedores se quedaron sin stock de algunos productos luego de los feriados. Los grandes supermercados también trabajaron a todo ritmo.

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En la ciudad de Santa Fe, en tanto, hoy se vio un poco más de gente circulando por las calles, pero de todos modos se está cumpliendo bastante con la cuarentena de la mano de la fuerte presencia de controles. Se advirtió mucha presencia policial en la vía pública interrogando a los que circulan e incluso parando colectivos, que no llevan más de cinco o seis pasajeros, y preguntando a dónde se dirigen.

En las avenidas comerciales, se notó un alto acatamiento y solo permanecen abiertas panaderías, farmacias y kioskos. La Municipalidad habilitó desde hoy a bares a funcionar como delivery para enviar comida o bebidas a domicilio, y así capear el parate.

En todo el territorio santafesino ya hay 39 casos confirmados sin decesos, y el gobierno de Omar Perotti advirtió que hay circulación local del virus. Además, ya fueron detenidas más de 2.500 personas por no respetar el aislamiento obligatorio.

Fuertes medidas

En el resto de la provincia, se detectaron por estos días algunos municipios y comunas santafesinos que tomaron decisiones un poco más extremas, endureciendo controles en los ingresos para evitar la entrada de personas que no vivan allí y dictando virtuales toques de queda para sus habitantes.

La primera fue Zavalla, una localidad vecina a Rosario. Allí, la comuna decidió bloquear los accesos desde la ruta 33 con montículos de tierra o media sombra, se hacen controles en los ingresos a la localidad y solo se permite entrar a gente del pueblo. Además limitaron el horario de atención en los comercios y realizan desinfecciones en las puertas de los supermercados. También, al mediodía y al atardecer, cuando se termina el horario comercial, los bomberos hacen sonar la sirena para avisar a la población que ya no hay motivos para estar en la calle.

Roldán, otra ciudad ubicada a pocos kilómetros de Rosario, también endureció las restricciones y cerró las calles de ingreso tras confirmarse dos casos positivos de coronavirus en la localidad. En tanto, montó puntos fijos de acceso a cargo de la guardia urbana local para dejar ingresar solo a vecinos con domicilio en Roldán o vehículos que transporten alimentos, medicamentos o recursos para la atención de la salud pública o privada.

Algo similar hizo la comuna de Pueblo Andino, que bloquéo los accesos rurales con tierra para restringir el ingreso al pueblo a un solo camino central, donde móviles y personal de las fuerzas de seguridad controlan que quienes quieran entrar al pueblo sean vecinos de residencia permanente. También programó que todos los comercios cierren a las 17, momento en el que suena una sirena que advierte a los habitantes que deben abandonar la vía pública y meterse en sus hogares.