El economista Nouriel Roubini pidió un nuevo esquema internacional para que se le pueda poner un freno a los fondos buitre cuando los países entren en default. El especialista coincidió con la posición del Gobierno al plantear que estos fondos especulativos toman provecho de las reglas de juego para "extraer excesivas ganancias".
En el 2° Congreso Internacional de Responsabilidad Social (CIRS), Roubini abogó por una modificación en el régimen financiero mundial para que en las reestructuraciones de deuda no vuelvan a aparecer buitres, como los liderados por Paul Singer en NML. "En algunos países la deuda se tornó insostenible y esto afecta el potencial de crecimiento y aún a los acreedores de un país, por lo que es mejor pagar en parte, que no recibir paga alguna", opinó. Para esto, agregó, "se necesitan nuevos regímenes ordenados internacionalmente para efectuar reestructuraciones de deuda de países insustentables".
Roubini, a quien se le reconoce haber vaticinado la crisis de las hipotecas de Estados Unidos y la dimensión global que tomaría después, recordó que "hace mucho tiempo, cuando fui parte del gobierno estadounidense, diseñamos un régimen internacional para la reestructuración soberana de la deuda, y esto funcionó por una década".
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Y continuó: "Pero lamentablemente esto está siendo cuestionado hoy en día por unos holdouts que utilizan el sistema judicial para lograr montos de ganancias extorsivas y excesivas, de aquellos que tienen una carga de deuda insostenible; y una de las víctimas de estas acciones fue la Argentina".
Según el economista, los ricos han sido los más beneficiados por las decisiones financieras tomadas en Estados Unidos a partir de la crisis de 2008. "Los estímulos monetarios de la Reserva Federal implican una mejora en los activos financieros de los grandes bancos y fondos de inversión, lo que amplía la brecha social", criticó. Por ello, para Roubini el 0,01% de los multimillonarios se benefician a expensas de los demás gracias a los mercados de escala por la globalización.
Esta transferencia de ingresos de los trabajadores a los empresarios se torna en una espiral viciosa, ya que implica una caída del consumo y, por lo tanto, también de la inversión y del crecimiento de los países. "La desigualdad de ingresos no sólo es injusta, sino que también es mala económicamente", sentenció.