En la Corte Suprema de Justicia parecen no estar dispuestos a frenar con la sangría de poder que sufre el actual presidente supremo, Carlos Rosenkrantz, a quien tres de sus colegas ahora le quitaron el manejo del Centro de Informaciones Judiciales (CIJ) en el último acuerdo. El portal volverá a estar en manos de uno de los periodistas que lo manejó durante la presidencia de Ricardo Lorenzetti.
La acordada que le arrebató el control del CIJ a la presidencia se gestó en los últimos días y, en parte, como consecuencia del discurso de apertura del año judicial que dio la semana pasada Rosenkrantz, en el que habló de la crisis de legitimidad de la Justicia. En el cuarto piso de Tribunales dicen que lo que molestó a los supremos no fue el contenido, sino el hecho de que Rosenkrantz obviara informarle a los otros ministros qué temas iba a tocar.
Los corrillos en la Corte sobre el futuro del CIJ arrancaron para finales de la semana pasada. De un lado quedaron los que el gobierno llama la mayoría peronista: Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Lorenzetti. Ellos le hicieron saber a Elena Highton de Nolasco sobre su intención de discutir el futuro del portal, pero la ministra no se plegó. Rosenkrantz, por su parte, se enteró en el acuerdo de esta mañana. Cuentan que le sugirieron firmar la acordada que pone al CIJ bajo la dirección del pleno de ministros, pero no quiso. “Como tampoco firma los fallos de lesa”, apuntaron con sorna en una de las vocalías.
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La situación fue similar a la que se vivió en la Corte en diciembre cuando el trío que generalmente vota contra el gobierno le recortó al presidente la facultad de asignar contratos y designaciones sin el aval de al menos otros dos ministros. Allí se tiraron por la cabeza el argumento que habían usado Rosenkrantz, Rosatti y Highton para sacar de la presidencia a Lorenzetti el 11 de septiembre del año pasado: querían un cuerpo colegiado en el que todos participaran de las decisiones.
En nuevas conocidas manos
El CIJ va a quedar en manos de Pablo Méndez. Periodista y abogado,l secundó a María Bourdin en la puesta en funcionamiento del portal que es un sello registrado de la gestión Lorenzetti. Lo armaron en 2008, casi dos años después de la acordada que ordenaba su creación. La propuesta de armar un portal del Poder Judicial había surgido en 2006 en una conferencia de jueces bajo la premisa de que los magistrados no sólo hablaban por sus sentencias.
Desde 2009 hasta fines del año pasado, el CIJ funcionó como agencia de noticias: publicando fallos -- especialmente los que salían de los tumultuosos tribunales de Comodoro Py -- y gacetillas de prensa accesibles para todo el público. Méndez estuvo en ese tiempo en la gestión diaria del CIJ.
Después del golpe palaciego que sacó a Lorenzetti, la primera disputa entre éste y su sucesor fue por el portal y sucedió mientras se realizaba el evento del Justice 20 (J20), que reunió en Buenos Aires a jueces de las cortes supremas de los países que integran el G20. En una carta difundida el 9 de octubre, Lorenzetti acusó a Rosenkrantz de haber maltratado a Bourdin y de intentar privatizar el portal. No era una acusación al pasar: antes de su llegada a la Corte, Rosenkrantz había oficiado como abogado del Grupo Clarín y del diario La Nación, entre otras empresas.
Lo que se inició por una pelea por las claves de acceso al CIJ terminó con un Rosenkrantz, enfurecido, amenazando con sumariar a Méndez. Dos días después, los supremos trataron de calmar las aguas, creando una nueva secretaría de Desarrollo Institucional -- que venía a reemplazar a la de Comunicación y Gobierno Abierto que estaba a cargo de María Bourdin. La nueva secretaría quedó en manos de Valentín Thury Cornejo, secretario letrado de Rosenkrantz y, hasta tiempo antes, editor de Todo sobre la Corte, un blog crítico de Lorenzetti y de la comunicación del máximo tribunal. A cargo de la dirección de comunicación y del CIJ quedó Ariel Neuman, un abogado y politólogo dedicado al marketing judicial al que Rosenkrantz había contratado para cubrir el J20.
Una de las primeras medidas de la gestión que administró el CIJ por los últimos seis meses fue cambiarle el perfil al portal, que dejara de ser una agencia de noticias y pasara a ser una herramienta de comunicación institucional. La verdadera batalla parecía ser qué lugar se le daba a la información que venía de Comodoro Py. La semana pasada quedó en claro que la relación de los principales exponentes de los tribunales de Retiro con Rosenkrantz no es justamente fluida: decidieron faltar a su primer discurso de apertura del año judicial como presidente de la Corte. En una de las vocalías remarcan que, por ejemplo, en los últimos tiempos no hubo información de la controvertida causa cuadernos que maneja Claudio Bonadio. En muchas ocasiones, la falta de información se debió a la negativa de los magistrados a enviarla y, en otros, a una decisión de la gestión Rosenkrantz de privilegiar otros fueros y las cámaras del interior del país.
Después de esta última acordada, el CIJ ya no estará bajo la órbita de la secretaría de Desarrollo Institucional, sino del pleno de ministros, o al menos de una mayoría de tres -- que será quienes deciden qué y cómo se publica. La más compacta de esas mayorías es la que supieron armar Lorenzetti, Maqueda y Rosatti. Méndez volverá a su oficina del CIJ, pero no habrá salidas -- por lo pronto: Neuman seguirá a cargo de la dirección de comunicación, que seguirá trabajando con la secretaría de Thury.
Nadie descarta que éste sea el último hachazo al poder de Rosenkrantz, cuyo ascenso a la presidencia de la Corte fue fogoneado por Fabián “Pepín” Rodríguez Simón -- abogado del presidente y amigo de Elisa Carrió -- y celebrada por la mesa judicial de Cambiemos.