Ro Vitale sobre TOCada: "Cuando canto me expando al ritmo"

05 de febrero, 2016 | 19.21
Para alguien que sufre un trastorno obsesivo compulsivo, las tareas más cotidianas se vuelven enormes obstáculos. Comer, dormir, caminar, vestirse o salir a la calle dejan de ser hábitos de rutina para transformarse en desafíos pavorosos a los que el paciente cree no poder enfrentarse. En ese lugar de desconcierto, aislamiento y miedo nace esta historia. Es el caso de Ro Vitale, una joven y muy bella cantante, dueña de premios y éxitos a lo largo de su carrera solista: se alzó con un Premio Clarín como revelación en música popular en 2009, y un Premio Gardel a la mejor nueva artista pop en el mismo año. Ro canta desde que su mundo es mundo, enfrenta con enorme grandeza su enfermedad, y convirtió su historia en un libro aleccionador que hace muy poco salió a la luz. Así, en TOCada, Vitale desarrolla una gran tarea vinculada a la concientización y lucha del TOC para "convertir el problema en contribución".

-Tu libro se describe como "desesperadamente autobiográfico" ¿por qué decidiste contar tu historia?

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE


-El libro se fue convirtiendo en libro bastante después de haberse inaugurado como relato a mi servicio. Comencé los primeros tramos sentada en el borde de la bañera, asediada por el pánico de tomar contacto con los objetos a mi al rededor, contando sólo con una tablet y la urgencia compulsiva de relatarme a mí misma los sucesos del día. Me proveía de reaseguro describiendo compulsiones. En el TOC, la duda es la vara chueca de medida. Entonces, la palabra pretendía ser alivio transitorio. Recordatorio detallado, para asegurarme de que nada malo hubiera pasado. Pero como en el TOC parece librarse una batalla encarnizada entre "2 cerebros" -el que insiste en albergar obsesiones y vociferar peligros inexistentes y el que contando con el sentido común, sabe que dichos peligros no son reales- la palabra se me ofreció como arena de drenaje emocional; plataforma catártica; espacio para la queja sobre mi propio trastorno. No fue sino durante y luego del tratamiento con el que emprendí mi camino de recuperación, que el relato se me ablandó y con nuevos elásticos fue capaz de hamacar metáforas y mayor riqueza literaria. A partir de entonces el texto fue remedio lírico, gusto por el roce estético de la palabra en su articulación con otra. Cuando mi cotidiano comenzó a enriquecerse nuevamente -luego de mi tratamiento- el relato se hizo arte y el libro se volvió libro.

-¿Qué cambió en su vida a partir del diagnóstico de Trastorno Obsesivo Compulsivo?

-Obtener el diagnóstico alivió la aridez de la pregunta por la naturaleza de los síntomas. En cuanto supe que padecía de Trastorno Obsesivo Compulsivo, tuve la posibilidad de tomar distancia de la presunción de responsabilidad sobre estos pensamientos. Es decir: el TOC no era un rasgo de mi personalidad, sino un trastorno de origen posiblemente genético, cuya trama discursiva era sorprendentemente similar entre pacientes de muy diversas edades, latitudes y escenarios. Por otro lado, el diagnóstico fue la antesala de acceso a la puerta de ingreso al tratamiento, lo cual siempre es motivo de esperanza y entusiasmo. Pero si la pregunta apunta a pedir una descripción del batacazo, podría decir que casi sin mediar anticipación posible me encontré con el cuerpo preso en la mente, consciente, aturdida, alerta y sin saber cómo liberarme. Aquellas cuestiones de lo cotidiano -incluso las más nimias, esas que se hacen tanto que se tornan casi involuntarias-, se volvieron amenaza; incluso las que están asociadas a la supervivencia. Temores irracionales de contaminación y superstición caían pesados sobre los objetos, las personas y las escenas. Mi posibilidad de funcionar en el mundo se fue reduciendo masivamente hasta quedar prácticamente confinada a cuatro paredes, una baldosa, el borde de una bañera, una camiseta mojada, una laguna de lágrimas silenciosas.

-¿Qué debe saber, a qué se tiene que aferrar una persona que padece TOC?

-El TOC es una de las 10 patologías más incapacitantes, sin embargo tiene tratamiento. La falta de información acerca de este trastorno es parte responsable del recurrente subdiagnóstico. Mucha gente con TOC no sabe que lo tiene, o le han dicho que le pasa otra cosa. Por eso es tan importante saber quiénes son los especialistas capaces de reconocer en la sintomatólogia los rasgos del trastorno. La escuela Cognitivo-Conductual desarrolló una técnica específica para tratar con altísimo éxito el TOC. Se llama Exposición y Prevención de la Respuesta y existen especialistas disponibles en la Argentina. Tanto el Lic. Fernando García (quien fue mi primer terapeuta de EPR) de la Fundación Aiglé, como la Lic. Tania Borda, presidenta de Bio Behavioral Argentina, son de mi más plena confianza y pueden ser consultados para evaluación diagnóstica y tratamiento. También se suele indicar medicación en los casos que hace falta. El TOC tiene la habilidad de arrasar con nuestra funcionalidad y muchas veces esto incluye perder nuestro trabajo, nuestros afectos y nuestra autonomía. Por eso es muy importante acceder al diagnóstico y al tratamiento específico cuanto antes. Mi recomendación para quienes tienen TOC, sus familiares y allegados, es que se pongan en contacto de inmediato con especialistas para iniciar el tratamiento específico. La tarea central de una persona con TOC debe ser ocuparse de llevar adelante su tratamiento y recuperar su bienestar.

-¿Y qué pasa con quienes no saben que sufren un TOC?

-Yo confío en que TOCada y mis múltiples apariciones mediáticas contribuyan a que cada vez sean más las personas afectadas que reconociéndose en el espejo de la descripción de los síntomas, acudan a los especialistas. De igual modo, espero que el libro también sirva de estímulo para que más profesionales de la salud se interesen en la temática TOC y sean capaces de acertar más tempranamente el diagnóstico, cuando sus pacientes manifiesten los síntomas típicos.

-¿Sirven las redes sociales y las nuevas tecnologías para generar concientización?

-Como usuaria muy activa de las redes sociales y las nuevas tecnologías, no puedo menos que decir que son muy útiles como herramienta de encuentro. En la salud el factor temporal es muy importante. Las redes sociales permiten comunicar con celeridad, tanto desde mi punto de vista como desde el punto de vista del que necesita ayuda. Una de las funciones más importantes que en este momento tiene para mí el uso de las redes en materia de concientización sobre TOC, es la de poder conectar a pacientes y familiares con los especialistas de manera rápida y diligente. Y que además sepan que no están solos. El TOC puede ser un trastorno muy solitario. En lo personal, recuerdo cuánto deseaba conocer a otra gente que estuviera transitando el mismo dolor y cuán revelador y sanador fue poder hacerlo más adelante. Pero también los medios tradicionales (gráficos, TV, radio) siguen teniendo un enorme impacto comunicacional. Siempre es muy gratificante y alentador recibir el interés, la empatía y la sensibilidad de los periodistas, editoras/es, conductoras/es y productoras/es.

-¿Qué sensación te provoca el uso distorsionado de la sigla TOC?

-Desde mi rol como vocera de la International OCD Foundation, he sido testigo de la gran preocupación que provoca el estigma asociado al uso liviano del término TOC a nivel mundial. Trabajamos activamente para combatir esta gran confusión, fundamentalmente porque estimula el retraso en el acceso a diagnóstico y tratamiento de quienes verdaderamente padecen TOC. Como paciente es muy doloroso escuchar las risas que comparten quienes vociferan las pequeñas anécdotas que gustan llamar TOC y que nada tienen que ver con éste. "Mi TOC, tu TOC, un TOC, dos TOC". Gran error. El TOC no es plural, tampoco es mío, ni suyo. El TOC tiene una T de trastorno y, a pesar de que existen subtipos sintomáticos, se define en singular, como tantas otras patologías. Si -lamentablemente- ya de por sí la patología mental continúa siendo percibida como "patología de segunda", el TOC parece haberse convertido en el "payasito" de la salud mental, detrás de cuyas morisquetas aparentemente risueñas, se esconde el pánico, el dolor y un amordazado grito de ayuda que debe ser escuchado.

-Cantás desde muy chiquita y su vida siempre estuvo rodeada de música ¿cuáles son los sonidos de tu infancia que guardas para siempre?

-El sonido de la voz de mi madre cantándome suave. No puedo recordar ningún otro sonido especialmente relevante de la infancia, en este momento.

-¿Por qué cantás?

-Porque no bailo. Creo que es muy importante que la emocionalidad tenga un espacio de drenaje a través del cuerpo. Que lo habite y se desagote a través de él. Que no se le ocurra empantanarse dentro con demasiada regularidad. Cuando canto abro agujero, froto, rozo, toco, transpiro, babeo, me contraigo y me expando al ritmo y al golpe urgente de mi emocionalidad en su camino hacia el afuera. No sé bailar (que entiendo es otro buen modo de acceder a este drenaje). Así que entonces, agarro y canto.

-¿Estás con proyectos en lo musical?

-Tengo un nuevo videoclip recién terminado y un nuevo tema con versiones en inglés y español, todavía inédito. Tengo muchas canciones que se escribieron tanto en años de confinamiento como de recuperación. El libro parece haber venido a juntar las puntas, integrando mi música con mi tarea concientizadora mientras le da pista a mi nuevo rol de escritora. Así que calculo que mis proyectos musicales se harán lugar en esta coyuntura TOCada.