08 de diciembre, 2019 | 00.05

Con Juan Román Riquelme como protagonista, las elecciones en Boca ponen en juego el bastión fundacional del poder de Mauricio Macri

El máximo ídolo del 'Xeneize' decidió jugar fuerte y se sumó a la oposición. En frente, Mauricio Macri y Daniel Angelici pusieron a un Christian Gribaudo que no convoca. Campaña sucia y un objetivo fundamental: que los socios voten masivamente.

Cuando ya no falta nada para que deje el poder, Mauricio Macri puede llegar a vivir otra dolorosa jornada, nada más ni nada menos que en Boca Juniors, el bastión fundacional del macrismo en la Argentina. Por primera vez desde 1995, Boca puede caer a manos de la oposición, hoy con Juan Román Riquelme y Jorge Amor Ameal como principales referentes.

La entidad 'Xeneize' fue el primer paso de la carrera política del presidente saliente y desde hace largo tiempo se ha convertido en un reducto de poder importante no sólo en lo que al deporte refiere. Así como Macri, varios funcionarios de la gestión que dejará de gobernar el 10 de diciembre son o fueron parte de las comisiones directivas del club, incluso también algunos hombres del Poder Judicial y hasta el operador Daniel Angelici, quien dejar la conducción del club tras dos períodos. Pero así como se acaba el gobierno de Macri en la Nación, el clima de época también parece impulsar el fin de una etapa en la que Boca perdió su costado más popular y se acercó al modelo de gestión de las Sociedades Anónimas Deportivos.

La carta principal para acabar con el macrismo se llama Juan Román Riquelme. El ídolo máximo del club decidió poner el pecho y jugar abiertamente en la oposición: Primero pidió la unidad de todos y al no conseguirla se inclinó por el Frente para Recuperar la Identidad Xeneize, que conduce Ameal y acompaña Mario Pergolini. En caso de ganar Román será vicepresidente segundo y tomará las decisiones sobre el fútbol (desde inferiores hasta los primeros planteles masculino y femenino).

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

La propuesta de ese espacio es clara: El fútbol dirigido por Román y otros futbolistas (Sebastián Battaglia, Jorge Bermúdez, Raúl Casncini y Marcelo Delgado); un club que vuelva a abrirse al barrio y que vuelva a hacerse cargo de su rol social, lejos de la maquinaria empresarial montada por el macrismo, que llevó al cierre de actividades; y recuperar el respeto internacional.

Pero más allá de Riquelme, en la oposición saben que la elección se ganan con votos y cuantos más sufragios haya mayores son las chances de lograr un resultado contundente. Ese que evite cualquier tipo de sospecha sobre el conteo; las "trampas" son el principal foco de atención del amealismo y la única forma de desarmarlas es con el apoyo popular.

El número de oro es alcanzar los 35 mil votos totales en la elección para cancelar el efecto que pueda tener cualquier tipo de artimaña. Mucho se habló en los últimos días del rol que pueden tener las peñas para posicionar al macrismo, que tiene por candidato al ignoto (para los hinchas) Christian Gribaudo, quienes funcionario de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires. También hay un tercer espacio en discordia, la lista que encabeza José Beraldi, a quien muchos apuntan como un jugador externo del macrismo para dividir votos, no obstante, su frente parece desinflarse en medio de la polarización. 

Los cálculos previos dan un panorama alentador para la principal fuerza opositora. Sin embargo, puertas adentro mantienen la cautela y esperan a contar los votos para festejar.

Campaña Sucia

El factor Riquelme movilizó todo el famoso "mundo Boca" del que suelen hablar los periodistas deportivos y generó entusiasmo y fuego cruzado; entusiasmo en los socios, que hacer tiempo critican la gestión de Angelici, y mucho fuego cruzado desde el oficialismo. 

Desde el anuncio de su candidatura, Riquelme no paró de recibir ataques de Angelici, de Gribaudo y del siempre polémico Juan Carlos Crespi. El actual mandamás de Boca llegó a llamarlo "mitómano". "Yo lo viví como jugador y siempre dividió al vestuario y a la dirigencia", disparó.

Habilidoso como adentro de la cancha, Riquelme salió a defenderse en los micrófonos y fue contundente al cuestionar la gestión macrista. "Estos años fueron los peores de la historia de Boca", devolvió.

En el medio de los cruces verbales se jugó de todo. Identidad Xeneize debió cambiar las boletas dos veces, la última fue el viernes debido a un intento de impugnación de la lista, lo que implica un importante gasto y también un aspecto más que los hinchas tendrán que atender a la hora de depositar su sobre en la urna; Se prohibieron las caretas de Román en la Bombonera y hasta se especuló con recurrir votos por ir con una remera o tatuaje del último gran diez.

La política nacional también juega

Boca también es un espacio para que la política nacional siga dirimiendo cuestiones. Por eso no es extraño el rol que tuvo el diputado y futuro ministro Juan Cabandié para impulsar a Riquelme. Uno de los hombres más cercanos a Alberto Fernández fue una especie de interlocutor entre Román y Angelici. Allí también intercedió Sergio Massa.

Otros dirigentes peronistas que dieron su apoyo fueron Víctor Santa María y Santiago Carreras, quienes habían conformado su propia candidatura pero decidieron bajarla una vez que el ídolo máximo de Boca definió su lugar.

Del lado macrista las intervenciones son obvias. Macri siguió el proceso de cerca y hasta intentaron convencerlo de que se candidateara, pero en un rol más presente en el armado estuvo el jefe de Gabinete saliente, Marcos Peña, quien colocó a Francisco Quintana y a Raúl Ríos en la lista.

Pero si de armadores se habla no se puede eludir la presencia (en las sombras) de Enrique 'Coti' Nosiglia. El dirigente radical apoyó a Angelici en la previa, pero a último momento pegó el salto y su agrupación terminó en la lista de Ameal. Eso le valió un pedido de impugnación por parte del oficialismo.