Los metrodelegados revelaron la presencia de asbesto en las formaciones Nagoya 5000, que circulan actualmente en la línea C y habían sido adquiridas por el Gobierno de la Ciudad en 2013. Esta es la segunda compra de trenes, que contienen este material cancerígeno., realizada por el entonces jefe de Gobierno Mauricio Macri. En Argentina se encuentra prohibida la producción, importación, comercialización y uso de fibras de asbesto desde el 2001, según consta en la resolución 823/2001.
Estos 30 trenes fueron comprados por licitación a la empresa Japonesa Marubeni Corporetion por 16,7 millones de dólares. Un valor similar se había pagado por las 36 formaciones CAFF 5000 compradas al metro de Madrid. Ambos trenes eran utilizados como chatarra en su país de origen, de hecho el resto de los trenes que no fueron comprados por SBASE fueron chatarreados. Otra similitud en los casos es que sólo se utilizó una parte de las formaciones compradas: 18 para la línea B y tan sólo 5 coches en el caso de la línea C. Es que al no fabricarse más, el resto de los coches fueron destinados a la extracción de repuestos: “Terminaron pagando más de 1 millón de dólares por tren, cuando comprar un tren nuevo cuesta lo mismo", explicó a El Destape Roberto Pianelli, Secretario General de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premtero (AGTSyP).
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Las dos compras fueron polémicas: por la de los CAFF 5000 se abrió - en 2013 - una causa por malversación de fondos, ya que la compra se realizó sin llamar a licitación y con sobreprecios: "Se encuentra en la Justicia de la Ciudad y nunca llegó a mucho porque la cajonean los amigos del Gobierno”, denunció Pianelli. Y agregó que actualmente enfrentan una causa mucho más “pesada" por ingresar material peligroso para la salud e ilegal al país.
Si bien el sindicato todavía no inició acciones legales, no descartan hacerlo y acompañan a los trabajadores que optaron por realizarlas: “En este momento la prioridad para nosotros es la salud de los compañeros”, sostuvo el líder de los metrodelegados.
Actualmente ascienden a 13 los trabajadores que fueron diagnosticados con placas pleurales, afección producto de la exposición al amianto, de los 185 que fueron analizados. Si bien los estudios realizados por el sindicato del Subte, en conjunto con la Universidad del Sur, revelan que todas las formaciones - excepto las Alstom y CNR - contienen piezas con este mineral prohibido, sólo 1200 trabajadores ingresaron al Registro de Agente de Riesgo (RAR). Pianelli proyecta que finalmente serán 3000 los trabajadores ingresados en el RAR. El ingreso en este registro permite el control y diagnóstico de los trabajadores hasta el último día de sus vidas.
Desde el sindicato denunciaron que la empresa Metrovias no entrega las carpetas médicas de los compañeros y no presentan un plan de desabestizacion concreto, a pesar de la gravedad de la situación. Además aseguraron que si bien algunas formaciones fueron retiradas de circulación, el asbesto, que es indestructible, permanece en los aire según revelaron mediciones que realizó Metrovias.
LOS TRABAJADORES AFECTADOS
Ramón Acuña es delegado y mecánico del Taller Rancagua y es uno de los trabajadores diagnosticados con inflamación de la pleura. No sólo tiene que lidiar con su afección sino que también contiene y acompaña a sus compañeros que se encuentran en la misma situación: “El caso más grave es el de un compañero que fue intervenido hace unos días: le extirparon una parte del pulmón para realizarle una biopsia", contó Acuña. Además, denunció que la empresa no les brinda ningún tipo de contención, ni apoyo psicológico, sino que fue el sindicato del subte el que puso a disposición profesionales médicos, abogados y psicólogos para acompañarlos.
Si bien la inflamación de la pleura es una afección que no reviste de gravedad, puede derivar en un cáncer de pulmón o en una asbestosis, todas enfermedades terminales. Los trabajadores deberán enfrentar año a año una placa de tórax, una tomografía computada y una espirometria para saber si la situación se agravó, ya que la afección puede manifestarse en cualquier momento. “Es una situación de mucha angustia e incertidumbre, mis compañeros tienen crisis constantemente”, relató Acuña, quien además aseguró que las familias de los trabajadores y sus compañeros también se vieron afectados debido a esta situación. “Lo que más bronca te da es saber que esto se podría haber evitado, una cosa es agarrarte un cáncer al azar, otra es enfermarte producto de la negligencia de esta gente que decidió hacer negocios a costa de nuestra salud” sentenció el trabajador.
Los próximos en ingresar al RAR serán los trabajadores de la línea C, que deberán realizarse los estudios para saber si tienen alguna patología. Una trabajadora de esta línea reveló que en un curso de Seguridad e higiene que se está realizando en la empresa les dijeron que el asbesto esta en todos lados por lo que los trabajadores pueden haber “traído el asbesto de sus casas". “Hay momentos de fortaleza y otros de bajón, pero vamos a hacer todas las denuncias que tengamos que hacer para que los responsables paguen por lo que nos hicieron", finalizó Ramón.