"Romper el hielo". Con ese argumento justificó un testigo la realización de fiestas pagadas por narcotraficantes a agentes de la DEA y a abogados norteamericanos, italianos e ingleses, en las que abundaban el licor y la presencia de prostitutas.
Según el testigo, que tuvo acceso a varios de esos encuentros y que pidió su reserva por seguridad, los encuentros se extendían por varios días y no solo se hacían en las casas de los agentes pagadoas con fondos oficiales del gobierno de Estados Unidos, sino que se organizaron en fincas, restaurantes y hasta reconocidas discotecas que fueron cerradas para atender a los invitados de los narcotraficantes que exploraban la posibilidad de entregarse a la justicia de EE. UU.