Se trata de los represores Antonio Musa Azar y Rafael Barreiro, quienes cumplen condena por distintos delitos de lesa humanidad. Otro paso atrás de la Justicia.
Musa Azar fue beneficiado por el Tribunal Oral Federal de Santiago de Estero, que el pasado 28 de diciembre lo había condenado a 22 años de prisión en el marco de la Megacausa III. El represor cumple en la actualidad con cuatro condenas a cadena perpetua de las cuales tres son por delitos de lesa humanidad.
Para lograr la domiciliaria, la defensa esgrimió problemas de salud como diabetes y afecciones cardíacas, ya que durante lo últimos meses, Musa Azar estuvo internado en el Hospital Neumonológico de la capital santiagueña.
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El pasado 11 de noviembre, la Justicia ya lo había favorecido con la posibilidad de cumplir la condena en su casa, pero la decisión fue anulada a las 24 horas por las quejas de las querellas.
Musa Azar fue jefe de Inteligencia de la Policía de Santiago del Estero, cargo que ocupó antes, durante y después de la última dictadura cívico militar.
Por su parte Rafael Barreiro recibió el beneficio de parte del juez en feria Fermín Ceroleni. El ex militar acarrea una condena a perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos en el ex Regimiento de Infantería 9 de Corrientes.
Al juez le alcanzaron los argumentos de que el genocida sufre cáncer de próstata, problemas pulmonares y deterioro neurocognitivo severo.