Reforma laboral: el Gobierno quiere retroceder cien años

05 de octubre, 2017 | 08.35

Ya no es ningún secreto que el Gobierno de Mauricio Macri buscará impulsar reformas tributarias, previsionales y laborales después de octubre. Cambiemos quiere modificar sustancialmente la relación de fuerzas en favor de los empresarios y busca una nueva reforma laboral.

Sabemos muy bien qué se esconde detrás del eufemismo de “modernizar las relaciones laborales”, ya que lo vivimos en forma brutal en la década del 90 con la flexibilización laboral, que llevó a que se mantengan hasta hoy formas de contratación fraudulentas o jornadas laborales de hasta doce horas. Además, el Gobierno kirchnerista dejó un país con alrededor de cuatro millones de trabajadores "en negro", con porcentajes de trabajo no registrado que aún se mantienen.

A pesar de esto, hay sectores del movimiento obrero que, producto de la lucha de años, han logrado mantener importantes conquistas en materia de derechos laborales.

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El Gobierno de Michel Temer en Brasil marcó el camino al impulsar una brutal reforma laboral, reclamada por las grandes empresas, que incluyó más de cien modificaciones a la ley laboral: da más poder a la negociación sectorial e individual por sobre la colectiva, lo que debilita la organización obrera; amplía la tercerización, habilita nuevos contratos de trabajo precarios (incluso hasta intermitentes), extiende la jornada diaria y las horas semanales, facilita despidos, degrada las condiciones de las trabajadoras embarazadas y permite mayor fragmentación de las licencias por vacaciones, entre otros cambios.

Ese es el espejo de Mauricio Macri y su Gobierno de CEO, que si bien, tal como coinciden los principales analistas, no impulsará un proyecto para modificar la ley de contrato de trabajo, sí comenzó a negociar por sector modificaciones a los convenios colectivos. Estas reformas comenzarían a concretarse con las primeras paritarias de 2018.

Para este ataque que preparan sobre las conquistas del pueblo trabajador, el Gobierno de Cambiemos ya cuenta con el visto bueno de los dirigentes de la CGT, quienes acaban de confirmar en su último Confederal que van a continuar con el "diálogo" con el Ejecutivo, lo que significa prepararse para otra entrega histórica de los derechos laborales de la clase trabajadora, tal como hizo la dirigencia sindical durante la nefasta década menemista. Se trata de otra enorme traición a costa de la vida y la salud de millones de trabajadores.

El oficialismo tiene en carpeta varias iniciativas como el blanqueo de trabajadores no registrados con bonos o créditos fiscales como beneficio a los empresarios que participen, la reducción de las contribuciones patronales y el impulso de pautas de productividad. Antes de que se implementen estas medidas en beneficio de los empresarios, para supuestamente incentivar las inversiones que nunca llegan, varias patronales ya aplican el ajuste por mano propia, como ocurrió con los despidos y la represión a obreras y obreros de Pepsico, Cresta Roja y tantas fábricas y establecimientos donde los despidos no dieron tregua, conflictos en los que el ministro Jorge Triaca ha jugado siempre a favor de las patronales.

El convenio flexibilizador de Vaca Muerta, firmado por el Gobierno y las petroleras con la bendición del sindicato del sector, para la extracción de recursos no convencionales es un botón de muestra de lo que quieren imponer. Las empresas recortaron “costos laborales” entre un 30 y un 40 %, se establecieron metas de productividad, reubicaciones y cambios de tareas de los trabajadores, medidas contra el “ausentismo”, disminución de la cantidad de trabajadores por pozo, etc. Un avance enorme sobre las conquistas de los petroleros.

Tampoco es menor el papel de la oposición mayoritaria para imponer las reformas en el Congreso. En lo que va de gobierno de Cambiemos vimos cómo el macrismo avanzó con todo su plan en el Congreso gracias a la ayuda de los votos del PJ/FPV, el massismo y hasta sectores del “progresismo”. Tampoco caben dudas de que ante este plan los opositores del Congreso se calzarán el traje de garantes de la gobernabilidad y el ajuste.

Desde el Frente de Izquierda planteamos que necesitamos imponer una salida favorable al pueblo trabajador. Por eso llamamos a fortalecer a la izquierda en el Congreso y a apoyar a los que estamos siempre acompañando consecuentemente las luchas del pueblo trabajador, para pararle la mano al plan de este Gobierno y a todos los políticos que legislan, y se preparan para seguir haciéndolo después de octubre, a favor de los intereses de esos grandes empresarios y grupos económicos.