03 de noviembre, 2019 | 10.07

Quién es el enigmático empresario israelí vinculado a D’Alessio y el mundo de la inteligencia

Se trata de Dov Kilinsky, quien prestó declaración ante el juez Alejo Ramos Padilla como testigo. Los equipos de seguridad que vende. Los vínculos con el Gobierno y Mario Montoto. Y el fantasma de los servicios extranjeros. ¿Por qué apareció en el D’Alessiogate?

Un personaje que bien podría haber salido de una novela de espionaje internacional declaró en el juzgado de Dolores, en el marco del D’Alessiogate. Es un empresario israelí, representante de firmas proveedoras de equipos de seguridad e inteligencia de última tecnología, que estuvo relacionado al espía ilegal Marcelo D’Alessio. Se llama Dov Kilinsky y su mundo de contactos es una caja de Pandora.

Kilinsky mantuvo varios encuentros con D’Alessio, incluso uno en un despacho del Congreso de la Nación para venderle equipos a un senador nacional. Allí también estuvo presente un fiscal provincial y hasta un persona que viajó desde Israel con los aparatos, que eran (de mínima) dos teléfonos encriptados. Según se desprende de la pesquisa que lleva el juez federal Alejo Ramos Padilla, la información de las empresas y los artículos que representa el intermediario estaban en la computadora del falso abogado, que desconfiado, también tenía un registro migratorio de él en su computadora.

Kilinsky declaró el pasado 11 de septiembre ante Ramos Padilla pero su testimonio se hizo público en los últimos días, luego de que fuera desgrabado para que las partes del caso tuvieran acceso. De acuerdo a su relato, que dio bajo juramento de decir verdad, está relacionado a empresas como Cellebrite, R-Mor (que se inserta en en el país con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri), mPrest e YTS (hace vehículos inteligentes), conocidas en el sector de la seguridad y la inteligencia, según pudo reconstruir El Destape. También aseguró que formó en la Argentina la firma Security Team Network (STN) y que estuvo vinculado a Septier, “que hace equipamientos para escucha táctica”, e Israel Aerospace Industry, de la que fue asesor.

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Según su página web, Security Team Network fue “fundada en 2009 por ciudadanos israelíes residentes en Argentina, con el propósito de distribuir productos de alta tecnología en seguridad desarrollados y fabricados en Israel”. “Con el correr de los años, STN se convirtió en un proveedor afianzado y regular de las Fuerzas Federales de Seguridad, las Fuerzas Armadas, la Justicia y los gobiernos provinciales, principalmente en los rubros de análisis forense digital, e inteligencia de señales (SIGINT)”, se explica.

Con la llegada del macrismo al Gobierno, el empresario israelí dio un salto cualitativo. “En 2017, interesados en el creciente segmento de la seguridad e inteligencia del Dominio Digital, los accionistas de STN invirtieron en la fundación de Hoz Security, orientada a la ciberseguridad, comunicaciones seguras, e inteligencia en la web (WEBINT). Como representantes oficiales, somos el nexo entre las empresas de alto desarrollo tecnológico mundial en la industria de la defensa y seguridad y entes públicos, militares y policiales que deben ejercerla de modo local”, se añade en el sitio de la empresa.

En teoría, muchos de los equipos que promociona Kilinsky solo los pueden comprar organismos de seguridad e inteligencia. Y necesitan varios niveles de autorización. Es decir, un privado no podría tener acceso a esa tecnologías. Es tan delicado el asunto que, según explicaron especialistas, las fuerzas para poder adquirirlo requieren el visto bueno de autoridades gubernamentales. Eso en lo que hace al comprador. Por su parte, el vendedor necesita para muchos de sus artículos el aval del Ministerio de Defensa israelí.

“Yo vendo el equipo Cellebrite para hacer el análisis forense de los teléfonos”, explicó Kilinsky en sede judicial. ¿Cómo funciona esa tecnología? Se conecta un celular a ese aparato, llamado Cellebrite-UFED, y con una serie de herramientas se perita, es decir, se chequea toda la información de ese teléfono, incluso la que fue borrada.

Kilinsky afirmó que su “principal cliente” para el producto Cellebrite “es el Consejo de Procuradores Nacionales”, también mencionó al Ministerio de Justicia y al fiscal de Mercedes Juan Bidone. Respecto al fiscal general procesado en Dolores dijo que tuvo “una presentación en mi oficina del producto en su momento”. Luego comentó que la segunda vez que vio a Bidone fue “en el Congreso de la Nación, en una reunión con Marcelo D´Alessio”.

De acuerdo a la reconstrucción que hizo este medio, si bien el comprador formal de los equipos Cellebrite es el Consejo de Procuradores, el dinero (al menos en algunas ocasiones) salió del ministerio que conduce Germán Garavano. Y el destinatario final del producto fue otra dependencia. Además de Kilinsky hay otras pocas empresas habilitadas a comercializar el Cellebrite.

Tal como explicó en su testimonial, el intermediario israelí también vende teléfonos encriptados. ¿Cómo los ingresa al país? No quedó del todo claro en su declaración. A su vez, puede obtener scanners (por ejemplo, de contenedores), aparatología para interceptaciones telefónicas, aviones no tripulados (es el representante de la firma Aeronautics), visores nocturnos, inhibidores (se entiende que de señales, cuyo ingreso al país estaría prohibido) y hasta brinda cursos de inteligencia policial como de lucha contra el narcotráfico. No obstante, se encargó de resaltar que no logró concretar los cursos ni comercializar la mayoría de los artículos mencionados.

Dov Kilinsky trabaja con su hijo Ronen. En la actualidad están relacionados a la mentada Hoz Security, una firma habilitada para comprar, vender, importar o exportar productos de seguridad y realizar asesoramientos y consultorías sobre esa materia.  

El vínculo con D’Alessio

El empresario israelí vende “teléfonos encriptados, para que no se escuchen”, explicó en su declaración. Así, cuenta, conoció a Marcelo D’Alessio, que estaba interesado en ese producto. Quien lo presentó fue “el lobbista” Daniel Alterson con la intención de ponerlo en contacto con alguien que tenía llegada al Ministerio de Seguridad y de Justicia, que era adonde el representante quería llegar. La primera reunión entre el intermediario israelí y el espía ilegal fue en Canning y allí el falso abogado le pidió hacer una presentación de los productos en el Congreso de la Nación.

Así se gestó el insólito encuentro que relató el exAFI e integrante de la banda de D’Alessio, Rolando Barreiro, que fue parte del mitín. “Rolo” declaró en su momento que el falso abogado le ofreció un servicio de espionaje al actual senador y excandidato a gobernador de Corrientes, Carlos “Camau” Espínola. La reunión se realizó en 2017, en el despacho del legislador nacional.

Kilinsky, que vive la mitad del tiempo en la Argentina y la otra mitad en Israel, narró que en aquel cónclave también participó “Gilad (Goldstein), que es el otro israelí que representa la empresa que tiene los teléfonos encriptados”. “Yo vendo, pero vino la persona de la fábrica, una empresa que se llama ‘Communitic’, que trajo los teléfonos para hacer la demostración”, precisó ante Ramos Padilla. Fueron dos teléfonos los que se llevaron para mostrar. También participó del encuentro el fiscal Bidone, que está procesado por facilitarle información sensible de distintos “blancos” a la banda de D’Alessio.

Según relató Barreiro, al legislador nacional le mostraron todos los registros telefónicos de sus opositores políticos, algo que Kilinsky dijo en su declaración que no vio que haya sucedido. Intentó desvincularse de esa operación de inteligencia, que habría tenido por fin la persuasión del potencial comprador para mostrar que el teléfono encriptado ofrecido es necesario para no ser espiado.

La aparición de Kilinsky en el Congreso llamó la atención de los investigadores, que no ven que sus actividades estén muy alejadas de las de D’Alessio. Y eso lo vinculan con el plan que tenía la banda para armarle la campaña a gobernador a Espínola.

El siguiente encuentro entre el intermediario y D’Alessio fue cuatro meses después, según Kilinsky, en un restaurant de Puerto Madero.

¿Servicios prestados?

Ramos Padilla consultó al Kilinsky si Gilad Goldstein estaba vinculado al Mossad o a algún otro servicio de inteligencia. El testigo lo descartó. En cambio, dijo que Goldstein revistó en el servicio militar israelí. Pero negó que él como su compatriota estuviesen relacionados a algún organismo de inteligencia internacional.

A la hora de definir al falso abogado, el intermediario dijo que le pareció que quería mostrarse como poderoso. Pero lo defenestró cuando comentó que era incapaz de mantener un diálogo en inglés fluido.

En otro momento de la testimonial, el magistrado de Dolores le consultó si D’Alessio alguna vez le dijo que tenía vínculos con la embajada de los Estados Unidos. Kilinsky suspiró, dijo “buena pregunta” pero respondió: “No puedo contestar, no recuerdo realmente. No creo, ni sí ni no.”

Lo que sí quedó de manifiesto es que el intermediario israelí y D’Alessio tienen un conocido en común. El presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, Mario Montoto, de aceitados contactos con el espía ilegal y con el Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich. Kilinksy pertenece a esa cámara y definió a Montoto como “una persona muy acreditada en el mercado de seguridad en Argentina”.

No es el único conocido que comparten. Kilinsky también trató con Ricardo Bogoliuk. Según dijo, cuando el expolicía pasó por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Lo cierto es que “El polaco” también revistó en la AFI durante el macrismo. Hoy Bogoliuk está detenido por ser uno de los integrantes de la banda de D’Alessio. Sería a quien reportaba “Marcelito”.

Un equipo de inteligencia

Dov Kilinsky no solo fue citado a declarar por el episodio en el Congreso.

En la computadora de D’Alessio se encontró mucha información, alguna verdadera y otra trucada, sobre las empresas y los productos que comercializa Kilinsky. El falso abogado tenía información de acceso restringido.

El testigo intentó desvincularse del espía ilegal y remarcó que algunos archivos habían sido modificados. Pero reconoció otros como el de las empresas con las que está o estuvo vinculado.

En un pasaje de su declaración, Kilinsky se explayó sobre un curso que ofreció y que estaba desarrollado en la PC de D’Alessio: “Actividad secreta – inteligencia policial y de orden público”. Contó que se lo ofrecieron “a todos nuestros clientes: Poder Judicial, Ministerio de Seguridad, Fuerzas de Seguridad, Gendarmería, Policía, Prefectura, PSA, Armadas, Fuerza Área, Ejército. Pensamos que en ese momento -hace tres años o dos años- había una posibilidad de hacerlo acá”. Es decir, con el cambio de gobierno y la llegada de Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Germán Garavano al Poder Ejecutivo. Finalmente, no logró concretarlos.

Entre otras cosas, D’Alessio también tenía un registro migratorio de Kilinsky, porque espiaba a todo aquel que se le acercaba. Cuando Ramos Padilla se lo mostró, el intermediario israelí retrucó: “Ya me llegó ese informe, en mano”.

Toda una síntesis de los contactos que maneja.