A lo largo de esta pelea contra la realidad, las pequeñas y medianas empresas del país hemos batallado incansablemente. Contra los tarifazos; contra la apertura indiscriminada de las importaciones; contra la crisis cambiaria que se traslada a precios y alimenta la inflación. Luchamos a diario contra este modelo económico.
Ante un panorama crítico, nuestro tormentoso presidente encabezó esta semana una conferencia de prensa con más de lo mismo: excusas y mentiras, justo luego de que se haya ratificado la inflación más alta en los últimos 25 meses.
"Atravesamos una tormenta pero mantenemos el rumbo", nos dijo el presidente Mauricio Macri, desde Olivos.
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La inflación galopante que vivimos trajo aparejada una salvaje devaluación, producto de tener un mercado interno desguazado, que significó un gancho al hígado para el trabajo y la producción argentina.
Pero lo más temible de este horizonte es que no existen perspectivas de mejora: la economía aún no está valorizada al tipo de cambio actual y todavía hay casi un 20% de la devaluación sin trasladar, con el agravante anticipo del Gobierno de que continuarán las medidas contractivas para frenar los aumentos durante todo 2019. Vivimos la “tormenta perfecta”, que el mismo Gobierno se ha encargado de propiciar.
En esta triste situación, la rentabilidad de nuestras empresas es cada vez menor y nuestra estructura de costos se nos hace cada día más difícil de sostener: las ventas bajaron y no tenemos espacio para transferir a precios los aumentos en sus costos de producción porque, de hacerlo, ya nadie nos compraría.
Queda a las claras que por más voluntad que le pongamos a la cultura de la propina y de la reconversión de nuestros emprendimientos a cervecerías artesanales, el problema aquí es de fondo y está llevando a las pymes al nocaut.
Desde diciembre de 2015 hasta hoy más de 7500 pymes han tenido que bajar sus persianas. Muchas otras aún no tiramos la toalla, a pesar de los golpes. Pero mal llevamos la certeza de que, de seguir por este rumbo, la quiebra será inminente.
Desde el universo pyme, que brinda el 80% de la mano de obra del país, le exigimos nuevamente al Gobierno que recapacite y cambie el rumbo económico. De lo contrario, el espiral continuará cerrándose sobre sí mismo cada día más, hasta llevarse puesta a la producción nacional argentina y, con ella, a todos sus trabajadores.
(*) El autor es Presidente de Asociación Pyme y titular del Frente Productivo Lanús