En la última semana el tema de conversación en muchas mesas de argentinos fue el fuerte aumento del precio de la cebolla. La misma en algunos barrios de la Capital Federal llegó a cobrarse casi $ 50 el kilo. Ante esto el Mercado Central ante esto salió a recomendar que se sustituya el consumo de este alimento por otros más económicos.
Pero lejos de ser una excepción, los consumidores son víctimas cotidianamente del negociado de unos pocos, entre los que se encuentran supermercados y acopiadores. En algunos casos los argentinos llegan a pagar hasta 5.000% más por un producto de lo que vale en el surgimiento de la cadena.
Este es el caso de la uva de mesa, que en agosto el precio de origen por kilo se pagó $ 0,80, mientras que los consumidores por el mismo kilo llegaron a pagar $ 39,11. Así surgió de un listado elaborado por la Federación Económica de Mendoza. Segunda en el ranking figura la naranja con un 1.370% entre el punto de origen y el punto de llegada. En este caso al productor se le pagó $ 0,70 y el consumidor $ 10,29. Por detrás le siguen la manzana roja con un 1.238% con valores de inicio de 1,60 y de destino $ 21,42. En el caso de la pera el precio se multiplicó por 13 pasando de $ 1,30 a $ 16,83.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
"Hay que tener en cuenta la deferencia que existe entre el productor chico y el grande. Los poderes de negociación para con el resto de la cadena de distribución pueden ser muy dispares", resaltó Carolina Schuff, Coordinadora de Análisis sectorial de Abeceb en diálogo con El Destape.
"El tema de los precios en las cadenas de comercialización de ciertos productos es un tema a estudiar a futuro y se debería hacer hincapié en promover la competencia", indicó Jorge Day, investigador Jefe del IERAL Mendoza en diálogo con este medio.
"La pirámide se achica a medida que llega al consumidor. La cantidad de productores son muchas pero los intermediarios y supermercados son pocos. Esto influye a la hora de negociar y aquí entra el factor de poder", agregó.
Desde la FEM indicaron que "la constante suba de combustibles, la inflación, la ley de mosto demorada y la presión tributaria desigual son factores que impactan". En este sentido, Schuff explicó: "En primer lugar está el productos, luego un intermediario o mayorista, y en último lugar las grandes cadenas de supermercados. En el medio cada uno de estos actores cuentan con sus respectivos costos fijos y variables que luego se reflejan el precio que paga el consumidor". Además aclaró, "el costo de trasporte en la Argentina es uno de los principales factores que influye en los precios finales".
Además la Federación resaltó que los principales factores para que se provoque el aumento son: "una cadena de intermediarios que en algunos casos aplican porcentajes de beneficios excesivos, quedándose con buena parte de la renta. En segundo lugar las fallas estructurales del mismo sistema de producción como los elevados costos de logística y fletes que enfrentan los productores extra-pampeanos. Por último, otro factor que entra en juego es "la concentración de las ventas en el mercado central de Buenos Aires, y la falta de mercados regionales".
Day agregó que "cuando el contexto económico se vuelve difícil, los intermediarios reducen algunos márgenes, pero lo primero que también hacen es reducirles el precio por lo que pagan a los productores".
Para el caso de la uva, desde la Federación explicaron que algunos casos son inexplicables divido a que este producto en particular registra un menor consumo en esta época del año. Para elaborar este índice se relevaron datos de Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Corrientes, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Neuquén. "Sin dudas las cuestiones climáticas son temas a tener en cuenta, porque luego de inundaciones o sequias, muchos productos tienden a desequilibrarse", dijo Schuff.