Por Lorena Hak
@LorenaHak
Los reclamos, que se mantienen constantes desde el debate en el Congreso para establecer un sistema de derechos de exportación de manera móvil, volvieron tensamente a la agenda por el cambio de escenario que plantea la baja de los precios de los granos tras la cosecha récord sudamericana y la expectativa de una campaña histórica en Estados Unidos.
"Las cuentas cierran mal. Las variables son muchas. No es sólo la actualización del impuesto inmobiliario rural en algunas provincias, que es la última gota porque el vaso estaba lleno. Las retenciones son una queja permanente porque en ningún lugar del mundo se aplican, los derechos de exportación manejan un porcentaje muy bajito, pero sacarle el 35% a un producto (como en al caso de la soja) es una presión fiscal inédita", dijo a El Destape el contador tributarista especializado en temas agropecuarios, Héctor Tristán.
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Lo cierto es que los períodos anteriores tenían un contexto de precios récord, excepto en el caso de la crisis de los commodities 2008/9. Aunque el cambio era esperado, desde el sector agropecuario se piden "medidas para morigerar" los efectos del mercado mundial.
"No se aplica el ajuste por inflación, el Estado no devuelve créditos fiscales. Cada año que transcurre la inflación es mayor y la distorsión se hace más grande. El argumento es el mismo que hace algunos años pero los efectos son diferentes. El primer balance me da que si pagué un millón en maquinaria, cuando estoy a 5 años vista, la inflación acumulada es casi del 100%. El panorama es malo, el peor de los últimos 10 años", se animó a decir Tristán.
Por su parte, el ministro Casamiquela respondió ante una consulta de El Destape: "El tipo de cambio actual beneficia a los exportadores, y en cuanto al precio internacional de la soja es un problema, pero entonces no entiendo la lógica de retenerla. El pequeño productor no tiene la espalda para eso". "Es cierto -agregó- que los precios internacionales no son buenos, pero lo que puedo decir es que no vamos a devaluar".
Con la soja a valores cercanos a los 350 dólares, la liquidación de divisas por parte de los exportadores cayó a 22.000 millones, cifra similar a 2010, cuando la producción de maíz y de la oleaginosa era mayor, y muy lejos de la máxima de 2011 cuando rozó los 33.000 millones. A principios de año se estimaba un ingreso de 25.000 millones de dólares, siempre con un estimulante precio en el mercado de referencia de Chicago.
"Argentina es competitiva en el sector agropecuario, pero con las retenciones en un año como éste, Argentina pierde plata. Se necesita una política de Estado que acompañe la inversión privada", protestó el contador tributarista.
Casamiquela, por supuesto no está de acuerdo, y en este sentido no dudó en señalar, -ante un auditorio repleto de empresarios dedicados a la biotecnología-, que "es el fortalecimiento del Estado a partir de las políticas agropecuarias actuales", lo que permite el crecimiento del campo argentino. De esta manera, indicó que "la creación del Ministerio de Agricultura, el aumento en 10 veces del presupuesto del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), y la creación de la cartera de Ciencia y Tecnología, son parte de una decisión política clara del rumbo a seguir. "Las fábricas de bioetanol, el desarrollo de la agroindustria lechera, son ejemplos para cambiar el modelo agroexportador", planteó.
En tanto, el analista del marcado de granos, Gustavo López, advirtió a El Destape que "no es el peor año de los últimos 10, pero es cierto que se van a percibir casi 10.000 millones de dólares menos desde el récord 2011/12, e incluso se venía de varias temporadas con altos precios internacionales".
Respecto al récord registrado en la campaña 2011/12, "el dato concreto es que existe una merma de 100 dólares menos la merma en cuanto a ingreso de divisas e ingreso fiscal. Estos son precios post exportación. Pero la inflación pasa por otra vía", remarcó López.
El escenario plantea otro problema que preocupa desde hace tiempo al Ministerio de Agricultura y analistas del sector agropecuario. "Con esta situación el productor va a seguir eligiendo la soja, porque hay una caída fuerte en maíz, y la soja le da rentabilidad. Con el maíz tiene costos más altos porque tiene más volumen (para transportar y almacenar). Es preocupante porque el 70% de la producción son oleaginosas y el 30% de cereales, lo cual no es sustentable en todo sentido y además se depende de un solo producto", advirtió López.
Argentina pasó de tener el 49 por ciento de su superficie sembrada con soja en la campaña 2001/2002, al 69 por ciento en la actualidad, en detrimento de los cereales, y del suelo.
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