Por irregularidades, prohibieron la venta de peluches de los JJOO de la Juventud

16 de octubre, 2018 | 09.53

La mascota de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, Pandi, no podrá llegar a los hogares de las y los fanáticos del deporte: por irregularidades en la importación, prohibieron la venta del peluche del certamen organizado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.

Si bien en los primeros días del evento deportivo el muñeco figuraba en la lista de precios a un valor de $1500, luego su nombre apareció tachado, y este lunes se instaló un nuevo cartel en el cual no figura. Aún así, debajo del cartel original se puede ver el precio mencionado bajo la etiqueta de "Mascota/Mascot".

"La forma en que se pretendió importar no cumplía con las exigencias de seguridad de juguete ni de los etiquetados establecidos", explicaron desde la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) a la agencia de noticias alemana DPA.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

La fuente de este organismo afirmó que el importador "no hizo algo 'ilegal'”, sino que “los trajo por el régimen incorrecto y la única solución rápida fue canalizarlo por un régimen que prohibía la venta por falta de estampillado" de los "370 kilogramos” en peluches que traía en un contenedor.

Embed

Debido a esta situación, “esos peluches solamente se pueden entregar como regalo o presente a los deportistas porque no pueden tener una finalidad comercial", explicó un vocero de la Aduana.

Aún así, desde la organización de los Juegos aseguraron que se trató de "una desinteligencia", y defendieron que en todo momento el plan fue que los muñecos se regalen a los atletas y sus familias, con lo cual no se iban a vender.

"Nuestro objetivo fue regalar las mascotas a los atletas que ganaron medallas y a la Familia Olímpica. Tenemos todas las mascotas que aún no fueron entregadas en nuestro centro de logística", explicaron desde la organización.

Desde la Aduana y la AFIP contradijeron esto, y fuentes de este último organismo sostuvieron que "la única” forma de hacer que ingresen al país “fue importarlos a nombre de Ciudad y sin comercialización” bajo la autorización de la Secretaría de Comercio, ya que “tampoco cumplía con nada de la reglamentación”.