Cuando Estados Unidos quiere justificar la intromisión, la injerencia o la mera invasión de un Estado o nación más débil recurre a la ambigüedad retórica. Estamos acostumbrados a la banalización conveniente de conceptos por parte de la derecha alternativa o alt-right (que no es más que la vieja derecha reciclada). “Soberanía”, “nación” e “identidad” son hoy temas de un debate vacío y generalizante que no busca más que adornar la destrucción de la historia de un pueblo: el palestino.
Para referirse al “Acuerdo del Siglo” anunciado ayer por el presidente Donald Trump se emitió un documento en el cual llama la atención el siguiente fragmento:
"La soberanía es un concepto amorfo que ha evolucionado con el tiempo. […] La noción de que la soberanía es un término estático y constantemente definido ha sido un obstáculo innecesario en negociaciones pasadas. Las preocupaciones pragmáticas y operativas que afectan la seguridad y la prosperidad son lo más importante".
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Está claro que la mayoría de los conceptos que forman parte de las ciencias sociales tienen significados amplios que pueden mutar según su actualidad histórica. Pero la misión de la maquinaria propagandística norteamericana es otra: confundir con eufemismos y relativizar nociones sobre un hecho que está muy claro: el intento de legalizar el robo de tierras e identidad a una nación que viene siendo segregada desde hace décadas por un Estado opresor, como lo es el israelí.
El mencionado “Acuerdo del Siglo” no sólo aplasta las reivindicaciones históricas de los y las palestinas, sino que viola el derecho internacional, además de perpetuar la privación de sus derechos más básicos.
Queda expuesto el doble rasero de la política estadounidense. Cuando se trata de negociar la entrada de productos chinos a territorio norteamericano, de enviar tropas a un país lejano para garantizar el saqueo de sus recursos, de asesinar deliberadamente a un alto funcionario de un Estado al cual se considera enemigo… es la defensa de los intereses “soberanos” de los Estados Unidos de América la que prima. Pero cuando es la nación palestina, la identidad palestina, la soberanía palestina lo que está en discusión, la vaguedad y el pretendido pragmatismo aparecen.
En este contexto, fomentar debates sobre el significado “puro” de estos conceptos es la misión de quienes usan la palabra como arma para maquillar los atropellos contra los derechos de los pueblos más débiles.