El Gobierno ponderó tener mayor poder de fuego en el mercado cambiario a cumplir con los enormes vencimientos de deuda, por lo que anunció una reestructuración de las Letras del Tesoro en manos de inversores institucionales. En las últimas jornadas, el Banco Central demostró no tener la capacidad para hacer frente a las presiones, que probablemente sean aún más fuertes luego de este anuncio.
En conferencia de prensa, el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, escudó el no pago en tiempo y forma de los bonos del Tesoro Nacional en que así le brindará al BCRA “todas las herramientas para garantizar la estabilidad cambiaria y financiera”. Sobre esto, esgrimió: “Se aseguran así reservas para defender el peso. Más recursos para el mercado de cambios”.
El punto flaco radica en que el Gobierno eliminó cualquier control sobre los capitales, lo que se evidenció en una fuga de capitales inédita y que se aceleró en las últimas semanas. Con lo que se desconoce cuánta puede llegar a ser la demanda de divisas si se fortalece la corrida cambiaria que se vivió después de las elecciones primarias.
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De hecho, el tipo de cambio se disparó 30% desde a las PASO, con una presión mucho más sustanciosa que la de los meses previos. Incluso los ahorristas extrajeron de los bancos desde entonces U$S 3.000 millones en billetes en los ocho días posteriores, lo que perjudicó a las reservas del Central.
Los activos de la autoridad monetaria que preside Guido Sandleris también fueron golpeados por el pago de U$S 2.615 millones de REPO, parte de un préstamo de bancos privados que el BCRA debió devolver por el desplome del precio de los bonos que había entregado como garantía. Pero también se derrumbaron las reservas por las intervenciones en la plaza mayorista.
Minutos después de la rueda de prensa de Lacunza, Sandleris salió a apoyarlo mediante un comunicado en el que planteó que la decisión del default sobre las Letras “debería aminorar la presión sobre el mercado cambiario, reduciendo la eventual demanda de moneda extranjera y garantizando la disponibilidad de recursos para acotar la volatilidad”.
“Otro error es hacer un uso imprudente de las reservas internacionales para atender los pagos de deuda pública. Este camino limitaría las herramientas del Banco Central para garantizar la estabilidad monetaria”, opinó el mandamás del ente financiero rector.
No obstante, hoy las agresivas ventas del BCRA no sirvieron para contener al dólar, que voló dos pesos hasta los $ 60 en el Banco Nación. El Central liquidó U$S 427 millones en una rueda que arrancó al alza desde el primer minuto de apertura, pero no fue suficiente. El martes, la entidad rectora también había intervenido en siete oportunidades en la plaza y tampoco pudo contener el alza del dólar, que había subido un peso a poco más de $ 58.
Ante un modelo de concentración de la riqueza y fuga de capitales continua, ningún nivel de reservas puede saciar la sed de girar capitales al exterior. Menos aún si los inversores ya hicieron notar su desconfianza en la capacidad de Macri. El Gobierno cuenta con medidas para atraer las divisas de las cerealeras y permitir sólo la salida de dólares de los ahorristas en lugar de las grandes empresas, pero elige no tomar ese camino, sino el del default de las Letras del Tesoro.