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Ni bien asumió Mauricio Macri, la Casa Rosada cambió su look por luces blancas, la versión clásica, que resaltaban el rosa viejo de la pintura del edificio, lo que generó el visto bueno de los seguidores macristas y, en consecuencia, una cataratas de críticas por el "mal gusto" de la mandataria saliente.
No obstante, parece que el PRO se dio cuenta que esa luminaria no era suficiente para resaltar la Casa de Gobierno y recurrió a la paleta tan fustigada por muchos de sus funcionarios.