En medio de la corrida cambiaria, el Banco Central anunció que dejará de subastar dólares, lo que contribuyó a acelerar la suba de la cotización. En paralelo, el organismo que preside Luis Caputo informó que eliminará las Lebac en diciembre de forma gradual, lo que el FMI apoyó y aclaró que es consistente con los condicionamientos que impuso.
Con las múltiples presiones de demanda internas mezcladas con los impactos de la crisis de Turquía, la cotización de la divisa estadounidense se disparó desde el comienzo de la rueda. Al mediodía el Gobierno admitió que no estaba en sus intereses bajarla, ya que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, eliminó la licitación de billetes diaria, que hoy había limitado a U$S 50 millones provenientes del préstamo del Fondo. Con esto le dio vía libre y la cotización rompió la barrera de las tres decenas al marcar un récord de $ 30,50 en el Banco Nación.
Pocos minutos antes, una serie de comunicados del BCRA anunciaron la desaparición gradual del $ 1 billón de Lebac en circulación, la bomba de tiempo generada por Federico Sturzenegger. Colocará menos de las que vencen y les prohibirá a los bancos comerciales renovarlas, sino que los obligará a elegir entre Notas (Nobac) y Letras de Liquidez (Leliq). Para atraer inversores, fijó la tasa de interés de referencia en el 45%, cinco puntos porcentuales por encima de la actual.
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Con esta medida serán aún más caros los préstamos para las empresas, lo que enfriará aún más la economía. El FMI, sin embargo, congratuló a Caputo. “El plan de las autoridades argentinas para acelerar la reducción del stock de Lebac ha sido cuidadosamente diseñado por el Gobierno”, apoyó Gerry Rice, vocero del organismo multilateral.
“La implementación de este plan debería remover una importante fuente de vulnerabilidad así como ayudar a contribuir a un esquema de política monetaria más efectivo. El Fondo apoya al esfuerzo de las autoridades en esta área, que son consistentes con los condicionamientos pactados en el acuerdo de ayuda ‘stand by’ del FMI”, precisó.
Pese a estos cambios, el Gobierno continúa sin encarar las razones estructurales que impulsan la demanda de dólares y que acentúan la crisis económica: el déficit de la balanza comercial y la destrucción de la industria local. Estos son los problemas que hacen insustentable el modelo de Cambiemos, que sólo sobrevive por la inyección de dólares ficticios. Al comienzo fue el masivo endeudamiento en el mercado internacional y ahora las divisas del Fondo.
El expresidente del BCRA Alejandro Vanoli abonó que “la disparada del tipo de cambio se debe a los desequilibrios que generan la dolarización, que son la apertura comercial y financiera”. Además, resaltó que Argentina “no puede acceder a más dólares prestados y tampoco genera genuinos”. Es que la escasez de liquidación de divisas del campo por la temporada no le pone un techo cercano a la disparada de la cotización.
Los condicionamientos del FMI limitan aún más las posibilidades de intervención del Gobierno, al no poder utilizar más reservas en el mercado cambiario. “Esto va a seguir alimentando la inflación y la dolarización de las tarifas retroalimenta el alza de precios”, analizó.
El ex mandamás del BCRA consideró que el Ejecutivo aún está a tiempo de pegar un volantazo para morigerar la inminente estanflación. “Con el atraso salarial se genera más recesión. El Gobierno tiene que darse cuenta que debe apuntalar el sueldo justamente para mejorar el mercado interno y así poder salir de la crisis”, propuso.