La eliminación del cepo cambiario, la brusca devaluación anunciada y el límite de compras de U$S 2 millones mensuales engendra la posibilidad de una gran fuga de divisas, como ocurrió en 2011 y 2001. Además, le reabrirá las puertas al dinero negro para hacerse de dólares.
El shock que adelantó Alfonso Prat Gay que implementará generará filas de ahorristas deseosos de hacerse de dólares en los bancos. Durante toda su campaña Cambiemos cuestionó a los activos del Banco Central como insuficientes, por lo que la apertura antes de que ingresen divisas del exterior puede poner en peligro su estabilidad.
Las personas y empresas podrán adquirir hasta un tope de U$S 2 millones. Es esta elevada cifra la que puede jaquear la estrategia del Gobierno de Mauricio Macri en caso de que los interesados sean más de los que el gabinete económico prevé. Si el ajuste será por el tipo de cambio, una sustanciosa demanda podría disparar la cotización muy por encima de los $ 14 que pretende Prat Gay.
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Otro punto de riesgo es la ausencia de control. Los interesados no deberán comprobar que sus ingresos sean blancos, sino que sólo algunos deberán, como mucho, completar una declaración jurada.
Los argentinos guardan sólo U$S 28.000 millones blancos y cerca de U$S 200.000 millones en negro. El monto informal se disparó en los años en los que la compra de billetes era libre.
Junto al levantamiento del cepo, el ministro de Hacienda anunció la quita de encajes para el acceso a los billetes. Esto trae aparejado el peligro de que el dinero que entre sin restricciones pueda fugarse con la misma facilidad.