El gobierno de Alberto Fernández interpretó como “una provocación” la partida prematura de Mauricio Claver-Carone, un asesor muy cercano al presidente de los Estados Unidos que había llegado a Buenos Aires para participar de la ceremonia de asunción del flamante Presidente, pero se fue de Buenos Aires antes de que comenzara.
“Cuando vio que había un representante de Venezuela dijo que no estaban dadas las condiciones y se fue. Pero antes llamó a Clarín”, manifestaban con fastidio en Cancillería ante la consulta de El Destape.
Efectivamente, antes de regresar a Washington, Claver-Carone dio una entrevista a ese diario donde adjudicaba su regreso apresurado “a unas invitaciones y algunas sorpresas”. Desde la Embajada aseguran que se trata de “tan solo un funcionario” y que sigue en pie la cita prevista para este miércoles en Casa Rosada con una delegación encabezada por enviado de rango similar, Michael Kozak. Sin embargo, a partir del desplante, el Presidente evalúa la conveniencia de recibir, en estas condiciones, a la misión norteamericana.
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Altas fuentes del ministerio de Relaciones Exteriores señalaron que detrás de la partida presurosa de Claver-Carone hay una explicación electoral: a un año de los comicios en los que Donald Trump buscará su reelección, el cortejo del voto latino en estados clave es parte de la política de Estado del mandatario yanqui. “Claver es Trump y entonces todo lo que se hace es para los votantes de Florida. Todo el año va a ser así. Está todo subordinado a las elecciones”, es la explicación que encuentran en el Palacio San Martín.
Así las cosas, a esta hora de la noche está en suspenso la reunión que había agendada para mañana en la Casa Rosada, con la presencia de Fernández y del canciller Felipe Solá. Según la interpretación del gobierno argentino, Kozak es un interlocutor “más razonable” pero su vínculo con Trump es menos fiable que el de Claver-Carone, un “halcón” alineado 100% con la Casa Blanca. Ambos tienen cargos de rango similar: Claver-Carone bajo la órbita de la Agencia Nacional de Seguridad; Kozak en el Departamento de Estado.
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Las presencias que habrían “molestado” al enviado de la NSA fueron dos, según consta en la nota de Clarín. Por un lado, el ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez, único enviado de Nicolás Maduro a la ceremonia. Por otra parte, el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, otra de las víctimas del lawfare que denunció Alberto Fernández en su discurso de asunción. La provocación del diplomático norteamericano fue la primera señal de alarma en una relación que constituirá un desafío para el nuevo gobierno argentino.