Mientras continúa el conflicto en la empresa DOTA, que provocó el paro de más de 60 líneas de colectivos, el Ministerio de Transporte le exigió a la compañía que garantice el servicio a los usuarios y le advirtió que aplicará sanciones si esto no ocurre. En la última hora, algunas de ellas empezaron a volver a la normalidad.
Desde la cartera que conduce Mario Meoni buscaron despegarse de la fuerte interna en el gremio de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), que generó ayer la toma de la sede y el atrincheramiento de su secretario general, Roberto Fernández. "Esto es 100% sindical porque a la empresa no le reclaman nada", argumentaron. De esta manera, remarcaron que la competencia del ministerio es controlar, a través de la CNRT, que las empresas presten el servicio y de sancionarlas en caso de no cumplirlo.
El paro impacta en servicios que se brindan tanto en el área metropolitana como de la provincia de Buenos Aires. De las 66 líneas que estaban de paro, ya 6 volvieron a circular. La medida de fuerza afecta a todas las líneas DOTA y asociadas, como las empresas satélites NUDO, San Vicente y Tomás Guido.
Los choferes, enfrentados a la conducción actual de la UTA, exigen suba de salarios y reclaman por la mala atención en las obras sociales. Asimismo, los trabajadores de la línea 257 buscan la reincorporación de dos trabajadores despedidos. Uno de ellos contaba con fueros sindicales.
Sin embargo, en un comunicado de la empresa, al que accedió El Destape, DOTA señala que "el conflicto no tiene origen en cuestiones de índole laboral" y asegura que "se ha cumplido con todas las obligaciones a su cargo con el personal". Asimismo, en sintonía con el ministerio, lanza: "La causa es un conflicto intra sindical". Por último, convoca a los trabajadores a retomar sus tareas.
Roberto Fernández estuvo 14 horas atrincherado, en medio de una violenta protesta en la sede, con destrozos y heridos. “Jamás voy a renunciar”, advirtió el líder sindical y avisó que en el 2023 convocará a elecciones.