El 2015 fue un año de inflección. Con la primera marcha del #NiUnaMenos se comenzaron a cuestionar muchas prácticas y tareas dedicadas, tradicionalmente, a los hombres. Espacios que la mujer comenzó a disputar y en los que fue ganando lugar. Si bien se conquistaron muchos de esos nichos, se trata de un proceso germinal fuerte y masivo que tiene mucho más por crecer y modificar. El sindicalismo es uno de esos espacios de disputa, históricamente cooptado por el sexo masculino, en el que la mujer comenzó a ganar posiciones de poder y decisión, aunque aún falta perforar el acceso a las secretarías generales.
Tali Goldman, autora de La marea sindical. Mujeres y gremios en la nueva era feminista, aseguró a El Destape que hace cuatro años, después de la explosión de la ola feminista, “muchas empezaron a levantar la cabeza y ver que hay otras mujeres en otros sindicatos, que también estaban invisibilizadas, llevando una lucha difícil”.
En ese contexto, “el desafío es ir generando los espacios, ir modificando las prácticas o las tradiciones masculinizadas que son las que hacían ver como inaccesible el espacio para las mujeres”, señaló Adriana Donzelli, Secretaria Adjunta del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) seccional Mar del Plata.
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Ese proceso derivó en una presencia cada vez mayor de mujeres en las marchas o tocando el bombo, indicó Goldman. Incluso, otro dato que resaltó la escritora es que antes de esta revolución feminista, “las mujeres tenían un lugar asignado en los sindicatos: la Secretaría de la Mujer, de Género, de Seguridad Social”. “Nos mandan a esos lugares para que hablemos de nuestras cosas mientras los varones discuten los salarios. Con la ola feminista, las mujeres empezaron a decir que quieren ocupar los principales espacios en los sindicatos”.
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Sin embargo, hay “un techo fuerte para las mujeres” que es el de “acceder a las secretarías generales, incluso en organizaciones con mucha base femenina”, aseguró Estela Díaz, secretaria de género de la CTA. “Hay que perforar ese techo y es un debate que tenemos con las compañeras. Sólo el 5% de las mujeres llega a las secretarías generales”. Por eso, Donzelli advirtió: “El peor error que podemos cometer, como lo estamos hablando y algunas mujeres llegamos a lugares claves, es pensar que algunas cuestiones ya están saldadas. Es un período inaugural dentro de lo que son las luchas por la visibilización de las mujeres en lugares claves dentro del sindicalismo”.
En esa disputa de poder hay resistencias: “Los varones, como nadie, no quieren perder su lugar de privilegio y poder. Por eso son las mujeres las que se van abriendo el camino”, agregó Goldman. Es una cuestión de “inteligencia política”, planteó la dirigente de Sadop, porque “muchos compañeros están viendo que integran a las mujeres en el lugar que corresponde o se empieza a debilitar su propia conducción”.
Uno de los sindicatos que abrió ese camino fue el de los metrodelegados (AGTSyP). Mónica Berrutti, explicó que la mujer tiene “un rol muy importante” en el subte. “En la línea H hay 57 mujeres dentro de 130 personas. Hoy, entre el 30 y 40% del cupo de trabajadores es femenino”, destacó en diálogo con El Destape.
Incluso, destacó que el sindicato es “el primero que tiene días por violencia de género”. En ese camino, aclaró que las mujeres tuvieron el apoyo de sus compañeros hombres pero remarcó que “hace 104 años, cuando se abrió el subte, no se hubiera imaginado nunca que iba a haber conductoras mujeres. Hoy hay guardas y conductoras en casi el 40% del sector”.
En ese proceso, Díaz destacó que este miércoles en Plaza de Mayo, durante la movilización docente en el marco del paro nacional, “cantaban ´unidad de los trabajadores´ y lo combinaban con ´unidad de las trabajadoras y al que no le gusta, que se joda´. Ésto hace años, meses no pasaba. Lo cantábamos nosotras”.
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