A partir de hoy comienza a regir el feroz aumento a la luz, que llega hasta el 900 por ciento, y los sindicatos que están próximos a arrancar las paritarias ya no están tan dispuestos a negociar debido al fuerte impacto en el bolsillo que provocará el tarifazo energético con el sueldo de marzo.
Según consigna el matutino La Nación, hoy los gremios del transporte exigirán, a través de un documento, que los cambios prometidos en Ganancias sean retroactivos a diciembre, mientras que el sindicato de Moyano advirtió que la paritaria, para ellos, debe tener un piso del 30%.
Por su parte, las tres vertientes de la CGT también combatirán contra el gobierno y se reunirán próximamente para evaluar los primeros pasos de las negociaciones paritarias.A algunos de esos dirigentes, el Gobierno ya les adelantó cuál será su intención: a través del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, les propuso a los gremios un acuerdo semestral con aumentos de 15% y el otro tramo de un 10%. Hasta el momento, los sindicatos no aceptaron ni rechazaron la oferta pero, con el aumento de tarifas, la situación se complica para el gobierno PRO.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Asimismo, coincidieron con Daer referentes de las centrales de Moyano y de la de Luis Barrionuevo. "Está claro que tendremos en cuenta, además de la inflación, las últimas subas en la luz, el combustible y lo que falta por venir", advirtió un sindicalista que está hoy cerca del Gobierno.
Sin embargo, algunos dirigentes preferirían ceder sus presiones a cambio de estabilidad laboral. De ese lado se encontraría Hugo Moyano, quien evalúa aceptar una suba por debajo del 30%, siempre y cuando se pacte con los empresarios y el Gobierno que se mantendrán intactos los puestos de trabajo.
El líder del gremio petrolero de Chubut, Jorge Ávila, también se mostró con la misma postura y ofreció la paritaria de este año a cambio de que no haya despidos. Habría 5000 empleados en riesgo.
El jefe del Sindicato Obreros Marítimos Unidos, Omar Suarez, agregó a radio El Mundo que su gremio no va "a hacer presión ni fuerza porque nuestros trabajadores ganan muy bien".
Por su parte, el metalúrgico Antonio Caló cedió en sus pretensiones de un bono de fin de año para compensar la inflación cuando percibió que los despidos en su sector dejaron de ser una amenaza.