Este momento lo vivo con incertidumbre, extrañeza, también con mucho asombro porque es algo histórico. Va a formar parte de nuestra historia como seres, nos marca, va a ser un antes y un después.
Debemos leer entre líneas algo que se está manifestando, hay un mensaje encriptado en lo que está pasando. Lo vivo de esa manera. Todo el tiempo, todos los días, tengo que estar pensando y diciéndome qué es lo que está pasando; es como estar dentro de una especie de novela de ciencia ficción. Pero hay que darle mucha importancia, más allá de lo increíble -y de la inverosimilitud de las cosas que escuchamos, vemos y leemos- hay algo que se manifiesta en serio: nosotros como sociedad, como raza, debemos cambiar indudablemente.
Estamos en una era donde nuestro máximo desafío es la comunicación.
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Los que tenemos entre 30 y 40 años no tuvimos una guerra, no fuimos parte de una guerra civil, tampoco de una dictadura, nuestro gran desafío, y la guerra que tenemos por delante, es la comunicación: cómo comunicamos, cómo construimos esa hoja en blanco, cuáles son los parámetros.
Siempre trato de ver, escuchar, aprender y aportar mi grano de arena, como toda mi familia, desde nuestro lugar intentamos colaborar y hacer lo que se debe hacer.
El presidente dijo algo que es muy cierto: “el turno es nuestro y lo que tenemos a favor es el tiempo”, creo que eso nos va a demostrar cuán unidos estamos y en qué lugar como sociedad. Confío plenamente en el Estado, me da mucha tranquilidad que haya un gobierno que se tome las cosas con mucha sieriedad y responsabilidad, eso por un lado me deja bastante tranquilo.