No todas las segundas partes son malas: tres películas que se reinventaron en sus secuelas

La maldición de las continuaciones no aplica en todos los casos. Desde El Destape analizamos casos de películas que entran en esta categoría.

15 de abril, 2020 | 20.40

Ir al cine debe ser una de las experiencias más universales y gratificantes que se conozcan. Sentarse en una butaca, compartir una sala con desconocidos, vibrar con una buena película, sentirse inmerso en ella. El cine alimenta y entretiene; si la historia es buena, hasta conmueve. Pero, ¿qué sucede cuándo el éxito corrompe la idea y el dinero impulsa a las empresas a crear "segundas partes"? En la mayoría de los casos, un fracaso monumental en cuanto a calidad y desarrollo de tramas innecesariamente alargadas.

Ejemplos populares -entre un magma de posibilidades- como la aburrida saga Transformers o, para los lectores veteranos, las penosas aventuras de Brendan Fraser en La Momia 2 (clásico del cine shampoo de la generación de los '90), demuestran que más vale retirarse en la gloria. Más allá de los fiascos, hay dignas secuelas que incluso superan a sus antecesoras originales. 3 casos para reveer y prestar atención.

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  • Terminator 2: El juicio final (1991)

Para la mayoría de los fanáticos supera con creces a Terminator, la historia de como Sarah Connor, madre de John Connor (quien en el futuro será una pieza fundamental en la guerra entre maquinas y humanos) debe evitar que Arnold Schwarzenneger, un ciborg asesino y con pocos dotes para la actuación, los asesine. En esta secuela, también dirigida por James Cameron, se elevó el pulso narrativo de la trama y se la llevó por zonas impensadas. Cameron, cineasta visionario, expandió la mitología robótica y consiguió el elogio unánime de la crítica y los fans. Pero como la tragedia nos toca a todos, luego de tan celebrado largometraje Arnold se vio destinado a repetir su papel hasta el cansancio, volviendo bronce a lo que alguna vez fue oro.

  • Toy Story 2 (1999)

La madre de las películas en 3D y la que inició la expansión de una nueva forma de contar historias animadas. Cuando en 1995, una joven empresa llamada Pixar decidió estrenar Toy Story, nadie imaginó la magnitud y el alcance que tendría. A nivel visual, fue la precursora del uso de la animación en 3D en una película de lanzamiento comercial global. Del éxito salió una franquicia, en la que Toy Story 2 se llevó todos los laureles. ¿Por qué? La secuela de Woody y Buzz presentó un arco de personajes detallado y rico en matices que cautivaron a todas las edades. A su vez, y con una mayor seguridad económica, el director y los productores pudieron indagar más sobre la intimidad de cada protagonista. Esa sensibilidad marcó la diferencia. Años después, Pixar se caracterizaría por explorar las fibras más sensibles de sus historias, ocasionando elogios unánimes.

  • Batman: El caballero de la noche (2008)

Si hay algo en lo que todos coinciden es que Christopher Nolan elevó al encapuchado de Ciudad Gótica a lo más alto del cine de superhéroes. Batman, que hasta la llegada del cineasta fue un prototipo caricaturesco del cómic, que no terminaba por gustarle a nadie (pese a la estética oscura de las cintas de Tim Burton, consideradas de culto para los seguidores de Batman, las críticas que le hicieron en su momento cuestionaban que "la oscuridad del personaje ahuyentaba a la audiencia de los cines"). Insólito, ¿no?.

De "El caballero de la noche" todos recordamos el por qué de tan merecida mención: la brillante perfomance del fallecido Heath Ledger como El Guasón (más adelante amaríamos a Joaquin Phoenix por Joer, de Todd Phillips), tan psicótica y perturbadora que conquistó a la crítica; al punto de llevarse todas las miradas de la película y dejar en segundo plano a Christian Bale.

 

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