Las tres huellas digitales encontradas en un pasadizo entre el departamento en el que vivía el fiscal Alberto Nisman y otro ocupado por un vecino, en el que están ubicados los equipos de refrigeración, no pudieron ser identificadas por la división Criminalística de la Policía Metropolitana.
Una oficial de esa fuerza prestó declaración testimonial en la causa en la que se investiga la muerte del fiscal, y confirmó que las huellas, halladas en un estrecho pasadizo donde están ubicados los aires acondicionados, no son aptas para el cotejo.
La oficial Mayra Novoa González declaró que esas tres huellas, detectadas durante una inspección ocular por la jueza Fabiana Palmaghini el 20 de enero pasado, "no sirven para cotejo", "no se puede establecer identidad con estos rastros", explicó ante la justicia.
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"Tenemos establecido en nuestro sistema dactiloscópico que queremos contar con 12 puntos característicos, los que sí o sí tienen que estar presentes. Eso no se pudo ver en las impresiones. Al no poder verse, no se puede establecer identidad con estos rastros", según surge de la declaración de la policía.
De todas maneras, los investigadores sospechan que las mismas corresponden a técnicos en refrigeración que estuvieron trabajando en los aires acondicionados del edificio días antes de la muerte de Nisman y la oficial Novoa González ya había explicado que las huellas eran "de antigua data", y fundamentó su postura en uno de los aspectos que evalúan en el peritaje de huellas que es grasitud dejada por los dígitos.
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