La Justicia Federal del estado brasileño de Paraná negó un pedido del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva para asistir al funeral de su amigo y ex diputado Luis Carlos Sigmaringa Seixas.
En su decisión, el juez Vicente de Paula Ataíde Junior argumentó que la legislación brasileña prevé el derecho de que encarcelados dejen la prisión solamente en casos relativos a la muerte o enfermedades graves de familiares. Así, la pseudodemocracia brasileña suma un nuevo capítulo más a la saga de persecución política.
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La defensa de Lula, quien cumple una condena de 12 años por corrupción, entró esta tarde con un pedido para que el ex presidente pudiera comparecer el miércoles al entierro de su "amigo íntimo", pero el magistrado consideró que, pese a los estrechos lazos entre ambos, "no está caracterizado el grado de parentesco entre (Lula) y el fallecido".
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, criticó la decisión en sus redes sociales y opinó que a Lula "todo es negado", incluso "llorar amigos que combatieron arbitrariedades, injusticias y defendieron la democracia".