El humor está de luto por la muerte del histórico comediante, actor y miembro fundacional de Les Luthiers, Marcos Mundstock. Dicen que a los grandes se los recuerda con una sonrisa, por eso rememoramos el día que participó en el VIII Congreso Internacional de la Lengua, el año pasado, y arrancó carcajadas de todos los académicos de la RAE presentes. Un monólogo increíble, digno del hombre que relató las peripecias del compositor Mastropiero, deleitándonos con su vozarrón inconfundible. Una pérdida irremediable.
Su conferencia se enmarcaba en una sesión llamada "Reflexiones, reclamos y correcciones poco serias sugeridas por la RE. Novedosos usos y abusos del idioma: Academias y epidemias". Un nombre tan largo despertó el interés de todos los catedráticos, que celebraron la grata sorpresa de Mundstock. El cómico, indignado por la falta de concreción a la hora de calcular el tiempo en nuestros días, propuso a los especialistas una medición estricta del tiempo de tal forma que "un lo que canta un gallo" equivalga a "dos santiamenes o a cuatro periquetes".
"¿Porque 'me importa un comino' es lo mismo que tres pepinos o medio pimiento?, ¿Y qué es un bledo, alguien sabe lo qué es un bledo? Algún día un ejército de bledos se lanzará sobre los hispanoparlantes para vengarse de tantos siglos de ninguneo", aventuró Marcos Mundstock, ante un auditorio que no podía parar de reír.
En otro momento del monólogo, inventó nuevas palabras para especialidades médicas o enfermedades, como los "cinecólogos", (doctores que solo atienden a las actrices de cine) o la "vajillitis" (inflamación provocada por lavar los utensilios de cocina con productos irritantes).
El monólogo completo: