Joaquín Stefanizzi tenía 6 años y era electrodependiente. Sus padres fueron los impulsores de la Ley de Electrodependientes para darle una mejor calidad de vida. Murió el domingo a la tarde, luego de que se agravara su salud.
El niño nació prematuro con solo 700 gramos. Esto le dejó gravísimas secuelas, ya que había nacido con muchos de sus órganos sin desarrollarse. Tuvo que estar siete meses internado en terapia intensiva, atravesó varias cirugías de riesgo y finalmente se confirmó un diagnóstico de displasia e hipertensión broncopulmonar.
Estas afecciones obligaban a Joaco a permanecer conectado, ya que su corazón y pulmones sólo podían funcionar con un respirador artificial. En medio de tarifazos de luz y varias complicaciones, sus padres Mauro y Mayra encabezaron la lucha para que se reconozcan los derechos de los niños que dependen de energía eléctrica para sobrevivir.
Tras meses de pelea, lograron la sanción de la Ley de Electrodependientes, que garantiza la gratuidad del servicio para los chicos afectados.
En el último tiempo, la salud de Joaquín fue empeorando. Los médicos les advirtieron a sus padres que su estado era delicado y que podría no superar las próximas horas.
"Joaco está cansado, sus pulmones están colapsados", había anticipado Mauro. Pocas horas después, su papá confirmó la peor noticia. "Vuela alto Joaco. Que adonde sea que vayas, sea sin dolor y sufrimiento", escribió.