Desde la entrada en vigencia del Decreto de Necesidad y Urgencia sobre aislamiento social preventivo y obligatorio con motivo del coronavirus -325/20- la sociedad argentina fue dándose cuenta que el Sector Público argentino contaba con herramientas tecnológicas que no se sabía o no se registraban.
Algunas herramientas tecnológicas que se están utilizando, permiten visibilizar este trabajo, que se realiza de manera complementaria entre las diversas áreas. La más popular es la instrumentación del certificado único habilitante para circulación, que es el único permiso válido para transitar por la vía publica. Otro ejemplo, fue la velocidad con los trámites digitales de migraciones, cuando se repatriaron a cientos de argentinos varados en el exterior.
También en el ámbito de la educación se mostraron importantes avances. La educación a distancia o teleducación, permitió en la actualidad que los chicos puedan seguir con su educación sin asistir físicamente a las escuelas. Por otro lado, la mayor parte del trabajo del Estado, se hace de manera remota gracias a la estandarización e interoperabilidad de los sistemas. Pocos saben por ejemplo, que el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), destinó fondos a apoyar proyectos de desarrollo de kits de diagnóstico que se encuentran avanzados y abrió una convocatoria a grupos de investigación para realizar estudios sobre factores de virulencia del COVID-19 y caracterizar su impacto en grupos de riesgo, aprovechando las redes de vinculación tecnológica que durante los últimos treinta años han relacionado al Estado con el sector empresarial innovador.
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En un contexto en que el Estado tiene que dar respuesta a problemáticas de alta complejidad: sociales, económicas, regionales e internacionales ante la pandemia, surge la necesidad de contar con una administración pública acorde a los desafíos que enfrentamos. Ello requiere de unos funcionarios públicos altamente preparados. La palanca de cambio en el funcionamiento de las Administraciones Públicas reside en modernizar más que en reformar y, en profesionalizar a su personal, en vez de expulsarlo. Herramientas como el Fondo de Capacitación y Recalificación Laboral (FoPeCap) que está integrado por cinco representantes del Estado y cinco representantes de entidades sindicales (UPCN y ATE), que se encargan de identificar las necesidades y demandas de formación y capacitación del personal, deben ser cada vez más consideradas.
Cabe destacar que en el sector público argentino, se vienen instrumentando programas especiales de incorporación de nuevas tecnologías en múltiples organismos que se iniciaron hace mucho tiempo, con muy buenos resultados. En diferentes gestiones de gobierno, las unidades de vinculación tecnológica hemos sido facilitadoras de muchas de esas transformaciones por medio de convenios de colaboración. El fortalecimiento de las capacidades institucionales digitales es algo que nuestra institución, el centro de desarrollo y asistencia tecnológica -CEDyAT- brinda para la mejora de la gestión pública.
La brecha será cada vez más grande entre los países con desarrollo tecnológicos y los que no lo tengan. Nuestro país cuenta con un acervo de investigadores de alto nivel en el área de innovación, así como organizaciones del sector salud de base tecnológica que despliegan proyectos complementarios a lo que el Estado necesita.
Es imperativo contar más que nunca con actitudes colaborativas de vinculación tecnológica que permita tomar las medidas correctas y de manera oportuna. En estas situaciones, la historia argentina nos muestra que somos capaces de colaborar de manera solidaria para volcar la creatividad y capacidad técnica al servicio del desarrollo de soluciones acorde a las circunstancias. El mundo ha cambiado. Los argentinos necesitamos cambiar con él.