La justicia de Misiones finalmente le otorgó la excarcelación a Miryam Bogado, la joven de la comunidad mbya guaraní acusada de matar a su beba de 4 meses. Si bien el viernes pasado el juzgado penal a cargo del juez Fernando Verón rechazó un hábeas corpus presentado por la Comisión Provincial contra la Tortura y acompañado por el ministerio de Derechos Humanos de la provincia, ahora el juez de instrucción Carlos Giménez aceptó dejarla el libertad mientras dura el proceso. La abogada de Miryam, Roxana Rivas, informó que a las 11.30 de hoy su defendida fue notificada de la decisión judicial y enviada a su casa. Estaba presa desde el 2 de febrero.
En su presentación de la semana pasada, los defensores habían solicitado la incorporación de la perspectiva indígena dentro de la investigación, tanto para aplicar algunas leyes como también para interpretar algunos hechos y conductas. “En este caso son fundamentales porque lo que parece ser sospechoso para el juez de instrucción, Carlos Giménez, tiene una explicación coherente para la conducta de las mujeres de su cultura, ante la muerte por ejemplo. La forma en que se interpreta todo su accionar desde la postura occidental la convierten a ella en sospechosa”, aseguró Rivas, en diálogo con El Destape.
Luego de esta noticia, ahora buscan que finalmente la Justicia le otorgue la absolución del delito de "homicidio agravado por el vínculo".
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Miryam es una joven de 19 años que es parte de una comunidad mbya guaraní. Fue madre tres veces. Tiene un hijo de 4 años, cuyo padre se encuentra ausente, y su segundo hijo también falleció. Su hija de 4 meses había nacido el año pasado de manera prematura y, como consecuencia de esto, estuvo internada 45 días en el hospital pediátrico con asistencia médica y aparatológica. Era una bebé con daños neurológicos graves, sin reflejos de succión, era alimentada por sonda y en esas condiciones fue dada de alta para que sus papás, de 18 años en ese momento, se hicieran cargo, en medio de una situación de vulnerabilidad extrema: en una vivienda precaria, sin acceso al agua potable, sin ningún tipo de condiciones de asepsia. Fue en ese contexto que la bebita falleció y el poder judicial instantáneamente vinculó su muerte a un hecho doloso y colocó a Miryam como la única sospechosa.
En ese contexto, Rivas remarcó que ninguna de las personas que declararon en el juicio señalaron que Miryam haya sido una madre violenta o que haya maltratado a la hija, como para que el juzgado de instrucción pudiera adjudicarle algún tipo de responsabilidad. A pesar de no haber dado muchos más argumentos, el juez Giménez la procesó por ese delito, que podría tener una pena de hasta 35 años.